Su tarea como
coreógrafo

Una revisión de su obra en Bordeaux

En la gare du Nord, Paris, en setiembre 1979

En el año 1970, Wladimir Skouratoff era contratado por el Grand-Théâtre de Bordeaux, en donde se desempeñaría como coreógrafo y maître de ballet durante el período 1970-1990.
Si bien en momentos de escribir para el sitio web de Volodia Skouratoff hace algunos años, no teníamos una información completa sobre su febril actividad durante aquel período, hemos podido obtener ahora, un año después de su muerte y gracias a los buenos oficios de Monique Simonoff, todos los artículos publicados en su momento por Sud-Ouest, el diario local más importante de Bordeaux, así como otros provenientes de amigos y colegas – que agradecemos profundamente – y que constituyen el fundamento de esta suerte de revisión histórica de Skouratoff en Bordeaux y en el Grand-Théâtre.

De este modo, en un artículo firmado F.-A.B. publicado en Bordeaux el 14 de julio 1970, podemos leer:

Wladimir Skouratoff, nuevo maître de ballet
Wladimir Skouratoff, el nuevo maître de ballet que reemplaza a Alan Carter, no es desconocido en Bordeaux. A él le debemos el recuerdo radiante de un ballet de Hérold, “La fille mal gardée”, que él bailó junto a Renée Jeanmaire (después llamada “Zizi”) en 1949. Toda la alegría de la danza estaba en ellos.

Los años no han alterado la silueta nerviosa y de alta estirpe. Ellos han subrayado los rasgos del rostro, tan intenso bajo la frente alta y bien modelada, y el espíritu de la danza lo anima. Francés, de origen ruso, Wladimir Skouratoff nos llega desde el fresco legendario que representa la era dorada de la danza. El ha estado junto a los más grandes.

(…) “Mi concepto de la danza”, nos dice, “es aquel de los grandes pedagogos que me han formado. La danza es un arte en el cual los pies juegan un gran rol, pero la cabeza juega uno aún más grande, me enseñaron ellos. En cuanto a mis proyectos, están ilustrados por mi primer programa, es decir, que la danza de escuela figurará junto a coreografías de expresión más moderna. Sin embargo, ellas serán una serie de fórmulas clásicas enriquecidas a través de ciertas adquisiciones, evitando las exageraciones.”

Nuestro ballet, sometido a tantas dificultades, tiene gran necesidad de una personalidad como la de Wladimir Skouratoff, a fin de reencontrar un alma propia.

El 30 de octubre 1970, Annie Larraneta escribía en Sud-Ouest:

Maître de ballet, Wladimir Skouratoff ha realizado la coreografía de “Daphnis et Chlöe” de Ravel. “La partitura es tan bella”, dice, “y los bailarines tan atentos…Ravel la escribió además para el ballet, y tenemos en Bordeaux una orquesta muy grande.”

(…) “No tengo sino un proyecto inmediato”, dice sonriendo, “el éxito de nuestra Gala. Cuento mucho con nuestros muy buenos bailarines para alcanzarlo.”


Wladimir Skouratoff:
“La danza es una victoria sobre uno mismo”

“La Symphonie en ut” de Bizet, es un ballet académico sin argumento, y la coreografía es muy clásica. El primer movimiento es en tutu corto; el segundo, un pas de deux; el tercero, muy vivo, y el final todo en colores”.

Wladimir Skouratoff, maître de ballet, ha trabajado con Henry Delannoy en la creación del vestuario: “Yo me entiendo muy bien con el decorador”. La diversidad del vestuario, corto y largo, traducirá la alternancia de los movimientos elevados o más lentos.

Las “Danses Polovtsiennes” del “Príncipe Igor” cerrarán la gala del sábado, luego de “Roméo et Juliette” y del “Pas de deux” de Verdi.

Wladimir Skouratoff reconoce que Serge Lifar, autor de la coreografía de “Roméo et Juliette”, ha “marcado el neo-clasicismo de su personalidad. El hizo ballets un poco olvidados que los bailarines no interpretan siempre fielmente”.

“La coreografía del “Príncipe Igor”, sobre la de Fokine, está bien hecha. Es un ballet de carácter y no se pueden cambiar más que algunos detalles.”

El maître de ballet ha tenido algunas dificultades para montarlos. “Es un lenguaje especial, es una cuestión de temperamento y todos los bailarines no lo tienen. Pero estoy muy satisfecho del cuerpo de baile. Si bien el entrenamiento clásico es indispensable, es lamentable que no se den cursos de danza de carácter y de danza moderna. La verdadera formación artística, de hecho, viene de uno mismo. Debe tener, especialmente, una sólida formación musical”.

Wladimir Skouratoff trata además de transmitir en sus cursos la síntesis de los diferentes métodos transmitidos por todos los profesores que él ha tenido. “Hoy día, dice, se exige más fuerza, energía, rapidez; en una palabra, más vitalidad que antes. Por lo tanto es difícil en ciertos momentos encontrar en uno el coraje de bailar a las 10 de la mañana”.

Para este antiguo bailarín de los ballets del marqués de Cuevas, la danza “no es tener un bello vestuario y una buena crítica, sino obtener una victoria física y espiritual sobre uno mismo. La danza puede sobrepasarnos, pues esta forma de arte es ante todo un estado del espíritu…Cuando yo no tuve ya la misma fuerza física necesaria, debo reconocerlo, para expresar los sentimientos, me detuve. Y sin amargura. Uno se vuelve más razonable con los años. Uno se vuelve filósofo”. (A.L., Sud-Ouest, 31 de diciembre 1970)


1971

En un artículo del 3 de abril 1971, Dinnah Maggie escribía en Combat:

(…) Gérard Boireau ha elegido como coreógrafo-maître de ballet a Wladimir Skouratoff, venido de la Opéra de Strasbourg en donde ocupaba el cargo equivalente. Su gran reputación de bailarín no ha jamás menoscabado la modestia y la simplicidad de Skouratoff. Artista por encima de todo, él ama la danza antes de amarse a sí mismo; y lo prueba remontando ballets de otros coreógrafos. Es así que cada una de las coreografías presentadas en su último espectáculo en Bordeaux, estaba firmada por un nombre diferente.

A un “Water music” de Haëndel montado por Skouratoff en un estilo elegante muy clásico y que permite apreciar desde luego los progresos de la troupe, se sucedía el famoso “Pas de trois” de Balanchine interpretado sobre música de Minkus por Cyril Atanasoff, Aline Gendre y Jacqueline Portas. (…) “La mort du cygne” (Saint-Saëns) de Fokine por Claire Motte (…) el pas de deux del « Corsario » versión Jules Perrot sobre música de Drigo, bailado por Motte y Atanasoff.

(…) El gran evento de la noche fue “Piège de lumière” con su compositor Jean-Michel Damase en el pupitre y Skouratoff retomando con el mismo brío el rol que él había creado hace ya casi veinte años antes con el marqués de Cuevas. Ciertamente, los decorados de Pierre Castex y el vestuario de Henry Delannoy no hacen olvidar aquellos de Félix Labisse y la parte de poesía que ellos aportaban. Pero John Taras ha estado seguramente feliz de ver cómo Skouratoff ha renovado su ballet. Ya que intrigas de la Opera han impedido, hace más de un año, la producción de “Piège de lumière”, por qué no invitar a Wladimir Skouratoff a venir a montar el ballet en Paris? Ello ciertamente complacería a numerosos balletómanos y ocuparía útilmente el ocio forzoso de nuestros bailarines nacionales.


En el Grand-Théâtre
Primer espectáculo de ballets de la temporada

El Grand-Théâtre ha logrado, con Wladimir Skouratoff, un maître de ballet que ha sabido obtener indiscutibles resultados.

El programa propuesto anoche podía satisfacer todos los gustos: sus números iban de lo clásico a lo muy moderno, pasando por lo romántico y lo moderno.

(…) una impresionante “Sonambule”, construída sobre las páginas de Bellini. Esta misteriosa aventura está expresada en una coreografía de Balanchine, restituída por Wladimir Skouratoff.

(…) Queremos insistir aquí en la clase, la elegancia, la inteligencia en el gesto de Wladimir Skouratoff. Su Poeta es de gran Compañía.

“Billy the kid” (…) este dramático episodio de la vida en el Far West se benefició nuevamente por la presencia de Wladimir Skouratoff en el doble rol de Billy. (J.F., Sud-Ouest, 21 de octubre 1971)


Segunda Gala coreográfica en el Grand-Théâtre
el 21 de noviembre 1971

Wladimir Skouratoff ensayando (foto Sud-Ouest)

El programa estaba compuesto por “Suite en blanc” de Edouard Lalo, sobre la coreografía de Serge Lifar, el “Pas de trois” de Minkus, “Piège de lumière” de Damase y “Billy the kid” de Copland, este último sobre una coreografía original de Wladimir Skouratoff.

En la Gala coreográfica del 23 de diciembre 1971 en el Grand-Théâtre se presentaron “Le cygne noir”, con los bailarines de la Opera de Paris, Claire Motte y Cyril Atanasoff, “Namouna” y “La sonambule”, sobre las coreografías originales de Petipa, Lifar y Balanchine, repuestas por Wladimir Skouratoff.


1972

La Gala coreográfica del 16 de enero 1972, estaba compuesta por las reposiciones de “Les sylphides” (Chopin-Fokine), “Dances polovtsiennes” (Borodin-Fokine) y “Le combat” (Banfield-Dollar) – este último con la participación de la étoile Colette Marchand, y “Lezginska”, sobre el cual Jacques Forlacroix escribía en Sud-Ouest: “Estaba también Lezginska, ballet de un género muy particular, cuya orquesta era un acordeón y un tam-tam. Wladimir Skouratoff era el solista. El demostró que está siempre en plena posesión de su arte y afirmó una presencia.”


L’OMBRE

Colette Marchand, Pierre Lacour y Michel Ferment en “L’Ombre” (foto Sud-Ouest)

En su crítica del 24 de enero 1972 en Sud-Ouest, sobre la creación mundial de “L’Ombre” en el Grand-Théâtre, Jacques Forlacroix escribía:

(…) El segundo telón se elevaba sobre el ballet “L’Ombre”. Podemos decir sin equivocarnos que este ballet era el más esperado. Pues el libreto es de un personaje bien conocido profesionalmente, más allá de Bordeaux, Jean-Claude Dutilh; la música de Michel Fusté-Lambezat, director de orquesta en el Grand-Théâtre, escrita en homenaje a quien fue su maestro, Darius Milhaud; y la coreografía de un bailarín de gran reputación, Wladimir Skouratoff, maître de ballet del Grand-Théâtre. Los decorados de Pierre Castex, el vestuario de Henri Delannoy y el ballet fue bailado por el cuerpo de baile de nuestra ciudad y sus estrellas.

(…) y la coreografía, cuyos hallazgos se apoyan en la técnica de los interpretes, es ella también atractiva, por la precisión de su expresión, por la limpieza del gesto exigido para la comprensión del sentimiento. Pensamos que Skouratoff ha escrito aquí una muy bella página en la búsqueda coreográfica.

“L’Ombre”, cuya música y cuya danza se apegan al tema, se presenta como el resultado de un trabajo en conjunto entre los autores.

(…) Cómo ha sido bailado este ballet? Plantear la pregunta sería desconocer el talento de Colette Marchand, que dio a la Muerte une plástica muy interesante. Y ella danzó este rol con las cualidades que subrayamos en precedentes apariciones: pureza de puntas, limpieza de actitudes, inteligencia y expresión en el gesto. Dos excelentes bailarines, Michel Ferment y Pierre Lacour, le dieron su réplica de bailarines confirmados.

Y no olvidamos, junto a las estrellas, a la encantadora troupe de bailarinas y bailarines cuya puesta a punto es indiscutible.

El público acogió calurosamente esta “Ombre” cuyos autores y creadores, todos bien vivientes, debieron salir a escena para responder a las ovaciones.


MAYERLING

En la crítica de Florence Mothe del 25 de marzo 1972 sobre la creación mundial de “Mayerling”, música de Lucien Mora, coreografía de Wladimir Skouratoff, podía leerse:

(…) Como no podría concebirse la dolorosa aventura del archiduque Rodolfo y de Maria Vetsera, fuera de un contexto puramente vienés y romántico, Lucien Mora ha compuesto en esta ocasión una partitura llena de reminiscencias en la cual la familia Strauss aporta su tributo bajo la forma del “Vals del delirio”, y también de mil otras bocanadas que restituyen la atmósfera de la corte de Francisco-José.

(…) Si bien reprocho a la coreografía un cierto estatismo en el primer acto, me parece que la escena del baile, así como la del pabellón de caza, están muy bien montadas. Aquí, es Tchaikowski quien insufla su “Patética” al pas de deux bailado por los amantes trágicos, en un decorado evocador de un bosque lleno de sortilegios en donde aparece, en el momento supremo, tal como el espectro del comandante, la imagen de Francisco-José.

Mayerling (programa)

 

Mayerling (elenco)

El 7 de abril 1972, el Grand-Théâtre presentaba la ópera “Hérodiade” de Jules Massenet, puesta en escena de Claude Milon y coreografía de Wladimir Skouratoff.

También el 20 de octubre 1971, era la “Aída” de Giuseppe Verdi, con puesta en escena de Gerard Boireau y coreografía de Wladimir Skouratoff, sobre la cual Jacques Forlacroix señalaba en su crítica en Sud-Ouest:

“(…) la inteligente evolución de los artistas, la utilización de masas a las cuales se mezclaban la gracia de las bailarinas de Skouratoff, el vestuario rico en color…”


LA MORT ROUGE

En un artículo publicado por Sud-Ouest el 6 de diciembre 1972:

(…) “La mort rouge”, ballet en un acto con argumento de F.A.Boisson, sobre Edgard Allan Poe, música de Jean Curtioux, se inspira en el tema clásico de la muerte contra la cual nadie puede luchar.

“La Muerte es una muy bella mujer”, dice Wladimir Skouratoff, “que encuentra al Príncipe Próspero durante una gran fiesta. Volviendo a su hogar, él se había cruzado ya con personas atacadas por un mal misterioso… Un bufón trata de distraer a los curiosos bailarines con trajes salpicados de oro. Próspero, el cual yo interpreto, baila con la Muerte. El bufón repentinamente siente el peligro y, algunos instantes más tarde, la bella bailarina se quita la máscara. Entonces la peste ataca nuevamente…En oro viejo, el vestuario de Henri Delannoy evoca los cuadros de Hogarth y Venecia aparece en el fondo, apenas dibujada. Hemos combinado la elegancia y lo insólito sobre esta música compuesta únicamente por percusiones.”

El maître de ballet estará acompañado por Aline Gendre (la Mort), Jean-Marie Evin (el bufón) y toda la compañía.

“La mort rouge”, ballet de Wladimir Skouratoff, música de J.Courtioux,
vestuario de Henri Delannoy

La crítica de Florence Mothe el 9 de diciembre 1972 en Sud-Ouest, consignaba :
(…) Jean Cortioux ha recibido inspiraciones bien cercanas en sus desemejanzas para los ballets que nos ofrece en primicia. Un sol rojo ilumina la aventura extraña del Príncipe Próspero, al que F.A.Boisson (por el libreto) y Wladimir Skouratoff (por la coreografía) han insuflado una intensa dramaturgia. De donde surgen esa jadeante pulsación y ese ahogo perpetuo traído por todo el arsenal percutante que los compositores tienen ahora a su disposición.

Diseños de H.Delannoy para Próspero (W.Skouratoff), la Muerte roja (A.Gendre) y el bufón (J.M.Evin)

 

Aline Gendre y Pierre Lacour en “La mort rouge” (foto H.Delannoy)

El 16 de diciembre 1972 el Grand-Théâtre presentaba la ópera “Las bodas de Fígaro” de Mozart, con puesta en escena de Gerard Boireau y coreografía de Wladimir Skouratoff. Y el 25 de diciembre 1972, “Les saltimbanques”, ópera-cómica de Maurice Ordennau, música de Louis Ganne, puesta en escena de Gerard Boireau y Claude Milon, y coreografía de Wladimir Skouratoff.


1973

El 11 de enero 1973, Annie Larraneta anunciaba en Sud-Ouest la producción en el Grand-Théâtre de un programa compuesto por “La hora española” y “Boléro” de Ravel y “Les Forains” de Sauguet.

“Es soberbio”, dice el maître de ballet. “Es difícil que pueda decirse eso de tantas composiciones contemporáneas…Les Forains es la obra maestra de Henri Sauguet. Ha marcado una época en la historia del ballet francés.” El mismo lo bailó en el Ballet des Champs-Elysées.

Para el “Boléro”, Gerard Boireau pensó que podía incluír elementos modernos en los decorados y Wladimir Skouratoff ha creado una nueva coreografía que lo hará bailar con Maryse Dumas y Pierre Lacour alrededor de una mesa. “Le he dado, ciertamente, un ritmo español que conducirá a los bailarines a un paroxismo cuando la masa orquestal se desencadene, justo al final. Habrá entonces treinta y dos personas sobre la escena…Ravel tenía una notable inteligencia para la orquestación, sin duda es por éso que jamás se deja de escuchar lo que yo me atrevo a llamar este “estribillo”. La historia es la de dos amantes y una mujer, la del amor y de la muerte.”

En su crítica del 13 de enero 1973, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

(…) Si la “Hora española” reconcilia a Ravel con él mismo, a través de la Suiza maternal y la España soñada, no lo es así para el “Boléro” que continúa, después de medio siglo de su creación, haciendo correr a las multitudes del mundo entero.

Sobre este tema obsesivo, Wladimir Skouratoff ha elaborado una coreografía precisa, rigorista, pero de una sobriedad y una eficacia raramente alcanzadas. Uno penetra en un universo interior rico en contrastes, en donde bailarinas, como las infantas tiesas de Velásquez, componen una suerte de negro y blanco, de plata como las nieves del invierno, de oro pálido como el sol del infierno, que parece grabado por los sombríos trazos de Goya.

Maryse Dumas (muy especialmente notable), Pierre Lacour y Wladimir Skouratoff crean el trío eterno pero incesantemente renovado, y uno se maravilla doblemente por la banalidad del libreto y de la técnica que presidió la aplicación de su inteligente virtuosismo.

Skouratoff en “Boléro” en 1973

El 9 de marzo 1973 es anunciada en el Grand-Théâtre la producción de la opereta “Viva Napoli” de Francis López, con coreografía de Wladimir Skouratoff.

El 14 de abril, es presentada la opereta “Joli tambour” de Pascal Bastia, con coreografía asimismo de Wladimir Skouratoff.

En un artículo firmado por Annie Larraneta en Sud-Ouest el 17 de mayo 1973, titulado “XXIVº Festival del Mayo Musical – Veinte años de ballet – Diaghilew entre bambalinas”, leemos:

El programa no dice nada, pero es un homenaje a Serge de Diaghilew que el Grand-Théâtre presentó anoche, con “Veinte años de ballets, 1909-1929”. Aún si medio siglo nos separa de la creación de los ballets rusos no podemos olvidar a quien, según Cocteau, abrió “con alma de hechicero una caja mágica…y el telón rojo se elevó sobre las fiestas que trastornaron la Francia”.

Hoy día, “Les Sylphides” no nos reservan sorpresa alguna. (…) Yvette Chauviré y Patrice Bart (…) hallaron el estilo que marcó tanto la evolución del ballet en los primeros años del siglo XX. Veinte años después de “Les Sylphides”, Balanchine creaba “Le fils prodigue”. El ballet en tres cuadros que nos fue presentado anoche es una obra totalmente nueva.

Wladimir Skouratoff ha roto con el academismo para mejor servir a la muy bella música de Prokofiev, poderosa y salvaje. Su coreografía es viva, rápida, precisa y todo se encadena sin que el espectador pueda recobrar el aliento. Es un desencadenamiento que no se tranquiliza hasta la caída del telón.

(…) Pero es el último ballet, “Petrouchka”, que nos pareció el más logrado, tanto sobre el plano escénico como sobre el plano de la interpretación. Aunque anterior al “Fils prodigue”, es sorprendentemente moderno. Wladimir Skouratoff, es cierto, ha modificado la coreografía de Fokine y montado movimientos de conjunto de una vida densa y cálida. El mismo es un Moro muy acrobático. Yvette Chauviré le da a su bailarina los gestos cortados de los autómatas y ha compuesto un rostro sorprendido, los ojos fijos y grandes abiertos. Es también una actriz. Patrice Bart (Petrouchka) conoce también la mímica. Es una muñeca de trapo lunar y enternecedora.

(…) Desde el comienzo del espectáculo se había dado el tono con la presentación por primera vez en un teatro, del telón de escena diseñado por Picasso para el ballet “Parade”. Anoche, el hechizo se anticipaba a los tres golpes.

Maqueta de H.Delannoy para “Le fils prodigue”

 

Diseño de H.Delannoy para “Le fils prodigue”

 

Diseño de H.Delannoy para “Le fils prodigue”

El 20 de mayo se anunciaba, en el marco del XXIVº Mayo Musical de Bordeaux, una soirée de ballet en el Grand-Théâtre en donde la Compañía de Ballet presentaría “Le chant de la Morava”, ballet en dos actos y once cuadros de Jean-Claude Dutilh, música de Anton Dvorak, decorados de Pierre Castex, vestuario de Henri Delannoy y coreografía de Wladimir Skouratoff. Con Jacqueline Portas, Pierre Lacour, André Mediavilla, Maryse Dumas, Aline Gendre y la participación del propio Skouratoff.

Diseños de H.Delannoy para « Le chant de la Morava »

En un homenaje a Jules Massenet el 24 de junio 1973 en una Gala de los Amigos del Grand-Théâtre, fue presentado el “Portrait de Manon”, cantado y bailado sobre diversas obras de este compositor, estando las escenas de danza montadas por Wladimir Skouratoff.

En un artículo publicado en Sud-Ouest el 3 de octubre 1973, Annie Larraneta escribía:

(…) “La Danza, dice Wladimir, nos enseña humildad. Se debe pensar en la obra. Siempre. (…) Toda mi vida, cuenta el Maître de ballet, he tratado sin cesar de hacer ballets diferentes, de expresarme en estilos y lenguajes diversos.”

Este olvido de sí mismo, Skouratoff lo debe sin duda a sus orígenes rusos. “Cuando uno pertenece a una familia de inmigrantes, conoce qué son las dificultades, debe luchar desde los primeros años. Es sin duda una ruda escuela. Pero también una buena escuela.” Wladimir quería ser pianista. No tuvo el tiempo necesario. “No lo lamento, vivo todo el día en la música. Tener una técnica prodigiosa está muy bien, pero sin sensibilidad…Yo le pongo siempre mucha atención a la elección de la pianista para los cursos.”

(…) “Coppélia”, el célebre ballet de Leo Delibes, permitirá al público reencontrarse con la compañía de ballet. “Yo creo, dice Wladimir, que una obra clásica es muy indicada para un debut de temporada. Es un regreso a las fuentes. Para un bailarín es una ocasión de ver en dónde está. Un ballet clásico, debemos decirlo, es difícil. Ninguna trampa es posible.”

Se verá por primera vez en Bordeaux a una notable bailarina japonesa étoile del Ballet de Tokio, Mishika Masuda. “Fue Claire Motte quien me la indicó. Podremos hacerla venir con bastante anticipación para que pueda integrarse a la troupe.” A su lado, veremos a Georges Piletta.

A principios de enero Wladimir Skouratoff hará una coreografía para “Trois contes russes” sobre la Sinfonía Clásica de Prokofiev, “L’oiseau de feu” de Stravinsky y “Masquerade” de Katchaturian. “Será una gran soirée musical…”

Y los ballets modernos? “Los veremos sin duda. Hay proyectos en estudio. Volveremos a hablar pronto.”

Los maîtres de ballet son muy discretos. Otra cualidad más.

Para las Fiestas de Diciembre 1973, el Grand-Théâtre anunciaba la producción de la opereta “Mediterranné” de Francis Lopez, puesta en escena de Pierre Pierrick y coreografía de Wladimir Skouratoff.


1974

ROMEO ET JULIETTE

En su crítica del 14 de enero 1974, Michèle Pernety escribía en Sud-Ouest:

En los Entrepôts Lainé – Una maravillosa Juliette en el ballet de Prokofiev
(…) Una maravillosa Juliette llamada Wilfride Piollet ha deslumbrado su mundo. Ella baila más allá de una técnica irreprochable. Va hasta el extremo de la gracia, con gestos de una delicadeza infinita, de una fineza poética y de una dulce sobriedad, que vuelven su interpretación extraordinariamente inteligente y ligera.

(…) Una coreografía suntuosa en su conjunto montada por Wladimir Skouratoff…”

Wilfride Piollet (Juliette) (foto Michel Lidvac)

 

Diseño de Henri Delannoy para “Roméo et Juliette” (croquis color)

En la crítica de Florence Mothe en Sud-Ouest del 20 de mayo 1974, sobre el espectáculo presentado en el marco del XXVº Mayo Musical de Bordeaux, podemos leer:

(…) En fin, ciertamente es la danza que, en los rasgos encantadores de Wilfride Piollet y Georges Piletta, venía a decirnos adiós. Prokofiev había aportado para la ocasión la refulgente partitura de “Roméo et Juliette”; Wladimir Skouratoff había compuesto la coreografía más conmovedora que pueda imaginarse. Cortejos de baile, tiernos pas de deux, admirables movimientos de conjunto; la escena era en Verona, en la atmósfera grandiosa y fatal del Renacimiento italiano.

Los muros del Entrepôt evocaban alguna madriguera infranqueable, sus bóvedas encerraban algún secreto indescifrable…

Y en esta sucesión de imágenes se mostraban excitantes batallas que brillaban en los rasgos de Mercucio y de Tibaldo, Pierre Lacour y André Mediavilla. Después, como una caricia, volvía el llamado cautivante de Prokofiev. Entonces, él saltaba maravillosamente, y ella formaba para él voluptuosos arabesques, con una especie de pureza deslumbrada…El, Georges Piletta, ella, Wilfride Piollet, él Romeo, ella Julieta…A los que la Compañía de ballet del Grand-Théâtre ofrecía una suntuosa pantalla.

El 1º de febrero 1974, el Grand-Théâtre presentaba la opereta “No, no, Nanette” puesta en escena de Edgar Duvivier, coreografía de Wladimir Skouratoff.

El 2 y 3 de marzo 1974, en un Homenaje a Roger Ducasse, fue presentado “Orphée”, un espectáculo sobre temas de este compositor, con una coreografía realizada por Wladimir Skouratoff.

El 15 de marzo 1974, se produjo la opereta “La veuve joyeuse” de Franz Lehar, puesta en escena de Claude Milon; y el 14 de abril 1974, “Le chant du désert” de Sigmund Romberg, puesta en escena de Claude Milon, ambas obras con coreografía de Wladimir Skouratoff.

En un artículo publicado en Sud-Ouest el 14 de junio 1974, concerniente al espectáculo de ballet realizado el 12 de junio en el Grand-Théâtre, Florence Mothe comentaba:

(…) Pero lo que más resalta en (Claude) Bessy y en (Georges) Piletta es una visión más alta de la danza, que no se detiene ante los gestos o las figuras, sino que recapitula como un cortejo de mágicas leyendas. El gran pas de deux del “Corsaire” les permite demostrar una soberbia plasticidad.

(…) Esta facultad que tiene la danza de dar a los grandes un alma de niño es explotada por Wladimir Skouratoff.

Su coreografía sobre la “Primera Sinfonía” de Bizet les dicta vastos efectos y encantadoras geometrías.

Stage internacional de verano en el Liceo de Grand-Air en Arcachon.
El curso clásico de Wladimir Skouratoff. (foto Neveau, Sud-Ouest, 23 de julio 1974)

En un artículo de Sud-Ouest publicado el 3 de octubre 1974, se anunciaba:

CENDRILLON – Un cuento estrellado

Es con “Cendrillon”, ballet en tres actos de Serge Prokofiev, que va a inaugurarse este año la temporada de ballets en el Grand-Théâtre.

Esta obra ha inspirado a Wladimir Skouratoff una coreografía interesante.

En el cartel dos grandes vedettes: Liliana Cosi, bailarina étoile de la Scala de Milan, y Marinel Stefanescu, bailarín étoile de los Ballets Rumanos.

(…) A su lado veremos a André Mediavilla, Jacqueline Portas, Aline Gendre, Maryse Dumas, Evelyne Mangeard y la Compañía de ballet del Grand-Théâtre.

(…) Tanto por su argumento como por la música, “Cendrillon” es un ballet tradicional. Pero la tradición en Prokofiev está constantemente sometida a la fuerte personalidad del compositor.

“Cendrillon” en 1974 (programa)

“Les mousquetaires au couvent”, una opereta muy popular de Louis Varney, puesta en escena de Pierre Pierrick, coreografía de Wladimir Skouratoff, se anuncia para el 19 de octubre 1974 en el Grand-Théâtre.

Florence Mothe escribía en Sud-Ouest el 14 de diciembre 1974:

Para violoncello, saxofón, voz mixta, percusión, órgano y piano a cuatro manos, Michel Fusté-Lambezat había compuesto en el mes de mayo una muy bella obra sobre un libreto de Jean-Claude Dutilh: “La cathédrale du silence”.

La coreografía de Wladimir Skouratoff dió vida a este ballet que será presentado por segunda vez por sus autores el sábado a las 21 hs. en el Grand-Théâtre.

Wladimir Skouratoff ha adjuntado a este programa dos ballets de Jean Courtioux sobre argumentos de François Boisson: “La mort rouge” y “Lost illusions”.

Estas tres obras, además de su interés musical, permitirán demostrar que la Compañía de ballet del Grand-Théâtre, aunque dirigida por uno de los más célebres bailarines clásicos de su época, puede permitirse abordar de lleno la coreografía contemporánea.

Recordamos que Wladimir Skouratoff es su propio intérprete en “La mort rouge”, mientras que Pierre Lacour y André Mediavilla dialogan con la orquesta, en escena, en las “Ilusiones perdidas”.

“La cathédrale du silence” (programa)

En su crítica sobre el espectáculo del 14 de diciembre 1974, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

(…) es a los confines del sueño y la leyenda que “La mort rouge” nos conduce. Bajo los rasgos de Aline Gendre, ella viene a dar a Próspero (Wladimir Skouratoff) una última y lujosa fiesta. De las representaciones del siglo XVIº , François Boisson ha extraído efectos de claro-oscuro. Y mientras uno reencuentra al Skouratoff de los grandes años en toda su magnificencia – técnica rápida, nerviosa, gracia aristocrática e inquieta – la música de Jean Courtioux le dice a la noche: “Sé más larga”. Y la aurora viene a disipar la noche.

(…) En la atmósfera etérea, en donde evolucionan míticas figuras, desencarnadas, sublimes, se sitúa “La cathédrale du silence” de Jean-Claude Dutilh.

(…) A la inversa del Entrepôt Lainé, en donde esta obra fue creada, los solistas y los cantantes, que merecen una mención muy especial, están instalados en el foso. La partitura toma así un color muy diferente que impulsa a Jacqueline Portas a una suerte de expresionismo melódico que se alía muy bien a las exigencias de una coreografía que usa, desde perspectivas tradicionales, un espacio recreado sólo por el juego de los cuerpos, propuestos en un vestuario de la más extrema simplicidad.

Una conversación con Wladimir Skouratoff en la revista “En scène”
sobre el conjunto de la temporada 1973-1974:
—La temporada de ballet ha debutado este año con “Coppélia”. Por qué razón?
—“Coppélia es para mí el tipo mismo de ballet que todo el mundo conoce. Ella forma parte del repertorio igual que “Giselle” o “Lac des cygnes”. Pensé que sería bueno dar “Coppélia” para atraer a los balletómanos, amantes de los grandes ballets clásicos.

—Los dos roles principales fueron bailados por Georges Piletta y Mishiko Masuda?
—Sí, elegí a Piletta porque encuentro que es uno de los mejores bailarines de la Opéra. Además, él posee todas las cualidades necesarias para el rol de Franz: su juventud, su ardor, su físico, sin olvidar su técnica fantástica. En cuanto a Mishiko, sucedió un poco por azar. Yo buscaba una bailarina de la Opéra, pero ninguna estaba libre. Fue mi amiga Claire Motte quien me indicó a Mishiko, a quien yo no conocía. La idea de trabajar con la primera bailarina estrella de la Opéra de Tokyo me pareció original, y también pensé que físicamente, ella convendría perfectamente al personaje de la muñeca. Estuvimos de acuerdo, pues, y ella interpretó el rol de Swanilda. Y yo pienso que el cuerpo de baile, como yo mismo, estuvo fascinado por su pureza de línea, de discreción, su cortesía japonesa, su gentileza y sus cualidades de bailarina.

—En enero usted debería estrenar “Trois contes russes”?
—Sí, yo quería dar “Trois contes russes” en el marco del Grand-Théâtre, pero en la misma época habrá un “Tristán e Isolda” que es una obra muy importante y que necesita gran número de ensayos, y la escena estará constantemente ocupada. Por lo tanto, resultó imposible montar este espectáculo en el Grand-Théâtre, pues yo también deseaba ensayar sobre la escena. Es así que M.Boireau me sugirió ir a ver los Entrepôts Lainé, en donde J.-L.Barrault se había presentado con “Octubre en Bordeaux”. Estuve deslumbrado por el marco, pero no convenía para nada a “Les contes russes” en el aspecto folklórico y pictorial. Por el contrario, un espectáculo “renacentista” convenía de maravilla, y con M.Boireau optamos por “Roméo et Juliette”. Aclaro que la música es de Prokofiev y que es un ballet que ocupa toda la soirée. Hemos decidido hacer una puesta en escena espectacular. De este modo, habrá verdaderos esgrimistas que se mezclarán con los bailarines. Vamos a construír tres escenas en donde se desarrollará todo el drama, de manera de tener una visión casi cinematográfica, con una perspectiva increíble. Nuestra visión será llevada de un lugar a otro de la escena, según se trate de la calle, del balcón, del sepulcro…Añadiré que las coreografías serán realizadas por Maria Santestevan y yo mismo, según nuestra propia inspiración.

—Creo que usted tiene la intención de regresar a los Entrepôts Lainé en febrero?
—En efecto, voy a montar un espectáculo en homenaje a Tchaikowski, quien ha hecho tanto por el arte coreográfico. No es sino rendirle justicia, creo. Vamos a dar la “Symphonie Ukrainienne”, “Manfred” y “Francesca de Rimini”. Fue un joven del Círculo de Estudios Líricos, ferviente de Tchaikowski, quien nos propuso estas tres obras, prácticamente desconocidas en Francia.

—He escuchado que la “Symphonie Ukrainienne” daría lugar a un ballet moderno.
—En efecto, si usted quiere, en el sentido que no habrá ni los decorados ni el vestuario a los cuales uno está habituado en “Le lac” o en “La belle au bois dormant”. Para este espectáculo, el marco de los Entrepôts Lainé convendrá muy bien.

—Eso hace tres espectáculos dados fuera del marco habitual. Pero en el Grand-Théâtre?
—En marzo, presentamos “Orphée”, un mimodrama sobre música de Roger Ducasse. Es con ocasión el 20º aniversario de la muerte del compositor discípulo de Fauré, de Saint-Saëns y de Debussy, que presentamos este espectáculo. “Orphée” es un drama lírico en donde el ballet ocupa un lugar primordial; sin embargo, hay que notar la presencia de artistas del canto. Este ballet en tres actos relata la historia del músico Orfeo, según la leyenda de la antigüedad, cuyos temas esenciales son la fatalidad, la alegría, la angustia y la esperanza.

—Piensa usted hacer reposiciones?
—Vamos a reponer probablemente (en otra sala que la del Grand-Théâtre) “La mort rouge” y “Lost illusions”, cuya coreografía es de Maria Santestevan.

—A propósito de reposiciones, cuáles son los medios para un coreógrafo de anotar su coreografía?
—Personalmente he tratado de escribir, pero no ha dado resultado. El mejor medio, y en todo caso el más eficaz, sería poder filmar el ballet, lo cual no es posible, bien entendido. Si yo he retenido las coreografías de Lifar, es porque bailábamos todos los días y así no teníamos tiempo de olvidar.


1975

El espectáculo dado por la compañía de ballet del Grand-Théâtre el 3 de enero 1975, estaba compuesto por “Piège de lumière”, sobre el que Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

Un mundo de hadas ecuatorial, en donde el vegetal y el animal celebran feroces esponsales, tal es el tema de “Piège de lumière” de Jean-Michel Damase. Insectos extraños y mariposas exquisitas surgen de la sombra cómplice y revolotean alrededor de flores inaccesibles. De pronto, un presidiario fugitivo sale de las sombras. Entre el hombre y el bosque se establecen tiernos y robustos acuerdos, que producen en la música de Damase no sé qué poesía salvaje.

Wladimir Skouratoff encarnó, en otro tiempo, a uno de los condenados capturados por la trampa de este fresco conmovedor. Retomando la coreografía de Taras, él insufla a su troupe la inspiración necesaria para la puesta en escena de esta aventura silvestre.

Florence Mothe escribía sobre el espectáculo del 3 de abril 1975 en el Grand-Théâtre:

(…) Wladimir Skouratoff ha compuesto una nueva variación sobre el tema de “Don Juan”. Duelo y serenata iluminan este ballet en donde se descubre un fantástico bailarín, Christian Taulelle, seductor y grácil, vigoroso y veloz, y que posee, además, una genuina personalidad.

El 9 de marzo 1975 leíamos en Sud-Ouest:

Casamiento Bordeaux-Toulouse para Eugène Oneguin
Qué se sabe de Eugenio Oneguin? Que una carta es leída y que se baila la polonesa.

Y si un bordalés confundiera, el viernes a la mañana en la taquilla del Grand-Théâtre, al pianista Eugène Istomin con la ópera de Tchaikowski, es una razón suplementaria para aprobar la realización de esta segunda producción (luego de la soberbia “Turandot” del Grand-Théâtre y del Capitolio de Toulouse).

Sacha Pitoieff, Georges Whakevitch y Wladimir Skouratoff han reencontrado su alma de niño para pintar la Rusia eterna, lírica, violenta y desmesurada.

(…) Y luego, está la música de Tchaikowski, trágica, vibrante y desesperada. Una música que roza, acaricia y abofetea; en breve, no deja insensible.

El 12 de abril 1975, el Grand-Théâtre anuncia la presentación de la opereta “Mam’zelle Nitouche”, de Meilhac y Millaud, nueva versión y puesta en escena de Roland Léonar, coreografía de Wladimir Skouratoff.

Primera Gala de danza de la temporada 1975-76
en el Grand-Théâtre

(…) Entre las obras propuestas, notamos ante todo “L’oiseau de feu”, ofrecida en su versión integral. Michel Fusté-Lambezat tendrá a su cargo la dirección de la gran orquesta deseada por Stravinsky.

La coreografía de Wladimir Skouratoff, que conoce maravillosamente este ballet por haberlo bailado con frecuencia (en particular en la Scala de Milan junto a Yvette Chauviré y bajo la dirección coreográfica de Margarita Wallmann) y por haberlo realizado también, busca un acercamiento más contemporáneo de una visión oriental y mágica – por ende menos eslava en el espíritu –más pura, más lineal, pero sin excluír el lirismo exaltado, la violencia del amor y el aspecto tan dramático de este jardín perpetuamente encantado y hechicero gracias a la iluminación y a los decorados. Estos últimos son debidos a Pierre Castex, mientras que Henri Delannoy firma el vestuario.

Según Wladimir Skouratoff, Francesca Zumbo “es el Pájaro; ella posee el físico delicado del personaje, animado por un fuego más interior que exterior”. Taulelle será su partenaire.
(Sud-Ouest, 23 de septiembre 1975)

Wladimir Skouratoff ensayando “L’oiseau de feu” con Mangeard y Pardina
(foto H.Delannoy)

“La fille du tambour-major”, opereta de Jacques Offenbach, puesta en escena de Claude Milon, coreografía de Wladimir Skouratoff, es anunciada para el 6 de noviembre 1975.


1976

Programa del 24 de enero 1976 en el Grand-Théâtre de Bordeaux:

“Giselle” y “Bal des cadets” (programa)

 

Skouratoff y el cuerpo de baile en « Bal des cadets » (foto V.Olivar)

En su crítica del 31 de enero 1976, Jacques de Rancourt escribía:

Un gran espectáculo de ballet
(…) Un nuevo triunfo coronó las representaciones del sábado y domingo…(…) bonitos decorados de Pierre Castex, vestuario de Henri Delannoy, invitación a estrellas calificadas. Pero es a nuestros notables maîtres de ballet, Wladimir Skouratoff y Maria Santestevan, a quienes sobre todo debemos el éxito. Estos dos artistas han admirablemente reconstituído “Giselle” y “Le bal des cadets”. Sobre todo, ellos han logrado de los conjuntos una disciplina que hace del ballet de Bordeaux uno de los mejores grandes ballets clásicos de Europa. Dios quiera que sepamos aprovecharlo.

(…) Una vez más, estuve deslumbrado por este admirable “Giselle” que, ciento treinta y cinco años después de su creación, conserva la frescura de las obras maestras.

(…) “Le bal des cadets” es un encantador ballet (apetizante o postre) que parece haber ganado mucho pasando por las manos de M Santestevan y de W.Skouratoff.

(…) en el rol del general, M.Skouratoff mostraba la maravillosa presencia que le dio reputación.

Annie Larraneta escribía en Sud-Ouest el 8 de abril 1976:

“La belle au bois dormant” – Antes del cuento de hadas
“La belle au bois dormant” tiene, lo sabemos, todas las cualidades del verdadero ballet y lo que se nos propone es muy prometedor.

Hablemos primero del ballet. O mejor dejemos que se exprese Wladimir Skouratoff, quien ha realizado la coreografía: “La música de Tchaikowski es bella y esta obra es un auténtico ballet-espectáculo con hadas y un costado fantástico que emociona de maravilla, sin contar el costado académico que permitirá a cada bailarín mostrar lo que puede hacer”.

“Lo más difícil de montar es la puesta en escena, es decir cuando la danza cesa, pero el juego continúa, hay que poner todo en su punto, no se puede improvisar. Los bailarines no deben “desengancharse” cuando no están en movimiento. Se debe permanecer intenso para dar toda la elegancia del ballet de esta época.”

“La belle au bois dormant” (programa)

El 17 de mayo, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest :

(…) Esta función presentaba igualmente la creación del último ballet de Jean-Michel Damase, “Othello”, cuya coreografía firman Wladimir Skouratoff y Maria Santestevan.

De la inmensa figura fatal del Moro de Venecia, Ion Tugearu traducía más la rabia que la pasión devoradora y trágica. El mejor momento de la obra es, a mi parecer, el pas de deux que reúne a Cassio y Desdémona, encarnada con mucha frescura por Diana Cawley.

Para la Bienal de la Opereta del 4 de junio al 11 de julio 1976, el Grand-Théâtre anunciaba las obras “La vie parisienne” de Offenbach; “La chauve-souris” de Strauss; “Boccace” de von Suppé; “Veronique” de Messager, y “La veuve joyeuse” de Léhar, todas ellas con coreografías de Wladimir Skouratoff.

Sobre “Boccace”, puesta en escena de Claude Milon, Florence Mothe escribía el 26 de junio 1976 en Sud-Ouest:

(…) Todo el espectáculo está ritmado por los ballets de Wladimir Skouratoff, que iluminan la acción como tantas viñetas grabadas sobre un libro antiguo.

La opereta “Vienne chante et danse” (Ledru-Strauss) es anunciada por el Grand-Théâtre para el 29 de setiembre 1976.

El 19 de octubre 1976 se anunciaba en el Sud-Ouest:

LA GIOCONDA – Un romantiscismo olvidado
(…) “La Gioconda” (ópera de Ponchielli) incluye un célebre ballet, “La danse des heures”, para el cual Wladimir Skouratoff ha realizado una coreografía destinada a Pierre Lacour, Jacqueline Portas, Maryse Dumas, Aline Gendre y Evelyne Mangeard.


1977

11 de febrero 1977: anuncio en Sud-Ouest de la ópera “Aida” de Verdi, puesta en escena de Gerard Boireau, coreografía de W.Skouratoff.

Para el 27 de marzo 1977, el Grand-Théâtre anunciaba un espectáculo de ballet compuesto por “Serenade” , pas de deux de “La belle au bois dormant” y el segundo acto de “Lac des cygnes” de Tchaikowski; “Chout” de Prokofiev y “Dances polovtsiennes” del Príncipe Igor de Borodin.

Ghislaine Thesmar, Jean-Pierre Franchetti y Atilio Labis, bailarines estrella de la Opera de Paris, fueron los artistas invitados.
(*) este espectáculo había sido dado en noviembre 1976 en Toulouse, con el mismo elenco.

Con respecto a “Chout”, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

(…) Bordeaux marcaba un punto esencial con el ballet imaginado por Wladimir Skouratoff sobre la música de Prokofiev.

“Chout” es una historia llena de humor y fantasía, en donde se conjugan, con el admirable vestuario de Henri Delannoy, la gracia y la frivolidad, la vida y la ternura. Pierre Lacour encarnaba al bufón travesti, con una extraordinaria maestría, (…) Evelyne Mangeard, toda gracia y dulzura, creaba una adorable bufona.

Evelyne Mangeard y la compañía de ballet del GTB
en “Chout” de Prokofiev (foto H.Delannoy
)

 

Diseño de H.Delannoy para la Mujer de Chout

En un artículo publicado en Sud-Ouest el 3 de octubre 1977, podía leerse:

(…) si Wladimir Skouratoff ha cuidadosamente escogido a todos sus invitados, ha también compuesto un programa variado, ecléctico, ofreciendo a cada uno la mejor manera de expresar su virtuosismo y su técnica.

Con este espíritu y para presentar su compañía de ballet con todos sus solistas, él propone “Enigma”, de un compositor inglés poco conocido en Francia, Edward Elgar. Se trata de doce variaciones, muy diferentes, que concluyen con una marcha solemne. Es ciertamente un ballet muy académico. “Aubade” de Francis Poulenc (con Jean Guizerix y Aline Gendre), el Pas de deux de Tchaikowski y el de «Le corsaire» de Drigo (con Patrice Bart), así como el famoso “Bal des cadets” de Strauss (que evoca todo el encanto vienés visto y sentido por los Ballets Rusos), se inscriben sucesivamente en el programa.

(…) Wladimir Skouratoff ha creado o renovado la coreografía de cada una de las obras.

En su crítica sobre este espectáculo dado en el Grand-Théâtre el 5 de octubre 1977, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

(…) La compañía de ballet del Grand-Théâtre me ha parecido estar en buena forma. Michel Fusté-Lambezat se ha servido de ello para hacernos descubrir “Enigma” de sir Edward Elgar, un compositor injustamente ignorado en Francia. Pierre Lacour expresaba con mucha sensibilidad todo el misterio contenido en la puesta en espacio de Wladimir Skouratoff. Puro, gracioso, un poco extraño, este ballet necesita una compañía de un alto nivel técnico.

(…) En fin, el “Bal des cadets” concluía esta primera soirée de ballets. Es una obra dichosa y ligera que el equipo del G.T.B. ha bien asimilado desde que fue inscripta en su repertorio. Wladimir Skouratoff se revela en ella como uno de los últimos representantes de esta escuela impropiamente llamada de carácter y que hace justamente del gesto un modo privilegiado de expresión.

Para la “resurrección” de “La fille mal gardée” el 11 de noviembre 1977 en el Grand-Théâtre, Florence Mothe señalaba en Sud-Ouest:

(…) Este primer ballet-pantomima conserva la frescura de los bocetos. Wladimir Skouratoff ha subrayado las armonías en camafeo.

Para las Fiestas de Diciembre 1977, se anuncia “Quadrille Impériale”, comedia musical en forma de homenaje a Jacques Offenbach. Puesta en escena de J.J.Echeverry, coreografía de W.Skouratoff.


1978

El 10 de abril 1978, André Maubé escribía sobre el espectáculo dado por la Compañía de ballet del Grand-Théâtre en el Teatro Femina el 8 de abril:

(…) “Metamorphoses”, donde (en una concepción decorativa exitosa de Delannoy y Gassian) un bello cuarteto (Lacour, Dumas, Manière, Gendre) ha podido testimoniar sus dones en una coreografía de W.Skouratoff, sobre música de Francis Poulenc.

Antes, Evelyne Mangeard había afirmado sus dones de expresión coreográfica en “Sonata”, música de Bartok, para la cual Skouratoff recordó que los caminos de la danza moderna no le son desconocidos.

“Le pays du sourire” de Franz Lehar es anunciada para el 14 y 15 de abril 1977, con puesta en escena de Claude Milon y coreografía de W.Skouratoff.


Si la danza me fuera contada

En los foyers del Grand-Théâtre el 11 de mayo 1978

Evocar la historia de la danza en un espectáculo animado, tal es la apuesta intentada bajo el título “Cuando la danza me es contada”, por Gerard Boireau y Wladimir Skouratoff, hoy 11 de mayo a las 15 hs. en los foyers del G.T.B.

(…) A partir de un texto de Florence Mothe, Wladimir Skouratoff ha montado diversos ballets que van desde la danza sagrada de la Antigüedad al can-can francés de la alegría parisienne, pasando por los grandes momentos que han representado el Minuet de Lully, “La fille mal gardée” de Dauverbal, “Le lac des cygnes”,”Giselle”, “Schéhérezade”, el “Prelude à l’après-midi d’un faune”, “L’oiseau de feu”, “Aubade” de Poulenc y Lifar y “Le sacre du printemps” de Béjart.

27 de mayo 1978, “L’auberge au cheval blanc” de Benatzky-Bonneau :

(…) Los bailarines tiroleses de Robert Kopp y la troupe de ballet del Grand-Théâtre ritman el espectáculo que va a un tren infernal. Estas intervenciones danzadas, montadas por Wladimir Skouratoff, constituyen un ballet mismo en la opereta: una suerte de teatro en el teatro. (Florence Mothe, Sud-Ouest, 29 de mayo 1978)

"L’auberge du cheval blanc", O.Pardina y E.Mangeard ensayando (foto H.Delannoy)

En el catálogo « Pluie d’étoiles » publicado en 2008 por el Museo del Teatro de la Opera de Vichy, leemos :

(1978) Los artistas del Grand-Théâtre de Bordeaux se instalan en Vichy con la orquesta y la troupe. La troupe de bailarines, dirigida por Wladimir Skouratoff, interviene en las obras líricas y da un espectáculo el 10 de julio bajo la galería: Le Bal des cadets (J.Strauss), Le Boléro (Maurice Ravel).

El 12 de octubre 1978, Florence Mothe anunciaba en Sud-Ouest:

Agen: una temporada en el paraíso (*)
(…) “L’histoire du soldat” de Stravinsky y la Sonata para dos pianos y percusión de Bartok, serán bailadas por la compañía del G.T.B. sobre coreografías de Wladimir Skouratoff, mientras que “Rêve de valse” incitará a los ageneses a la diversión.
(*) programa dedicado a los compositores rusos.

El 24 de octubre 1978 se anuncia en Sud-Ouest una función coreográfica en el Teatro Femina con los artistas invitados Cyril Atanasoff y Noëlla Pontois, de la Opera de Paris, y la presentación del “Concerto nº 2” de Prokofiev, “Une nuit sur le Mont-Chauve” de Moussorgski y “La source écarlate” de Tchaikowski, sobre un poema de Jean-Claude Dutilh. Las tres coreografías son de Wladimir Skouratoff.

Musique Russe (programa)

 

“La source écarlate” (programa)

 

"Une nuit sur le Mont-Chauve" (programa)

El 2 de noviembre 1978, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

Un clasicismo evolucionado
(…) es este tema (de la guerra) que ha servido a Jean-Claude Dutilh para elaborar una obra densa y decapante sobre una música de Tchaikowski, (*) “La source écarlate”. El rejuvenecimiento de la guerra conserva algo de indefinidamente histórico, máscaras atravesando la escena evocan los cuerpos de héroes muertos en el campo del honor. Con esta escena alucinante, Wladimir Skouratoff crea una angustia nueva y premonitoria.

(…) En cuanto a las coreografías de Wladimir Skouratoff, ellas conservan una disciplina que las ubica en el marco de un clasicismo evolucionado. El nivel en el que se sitúa actualmente la compañía del Grand-Théâtre la capacita para inventar su propia vía en medio de los alfabetos divergentes de la danza contemporánea. Sería una lástima que este ballet permanezca en una sombra relativa, mientras que el solo hecho de ser danzado parezca obligarlo a la jubilación.
(*) Sinfonía nº 6, “Patética”

El 12 de diciembre 1978, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

Llegar a tratar coreográficamente un “Concerto” de Saint-Saëns respetando exactamente los tempi y las acentuaciones de la música, salpicar esta pieza brillante pero un poco anticuada con una pizca de humor, tal ha sido la voluntad de Wladimir Skouratoff, quien se inspiró libremente en su maestro Lifar para este espectáculo dedicado a la música francesa.

Todo el arte de Skouratoff ha sido hacer dialogar muy exactamente a la danza y la música. Pocos coreógrafos son tan músicos como él y sienten con esta sensibilidad los llamados interiores de la melodía. La correspondencia que él busca traducir está transmitida por gestos mágicos, alquímicos, que parecen desencadenar fuerzas subterráneas.

(*) Este espectáculo, dado en el Teatro Femina, estaba también compuesto por “L’apprenti sorcier” y “La Péri” de Dukas, y por el “Pas de deux de Sylvia” de Délibes, en un programa dedicado a los compositores franceses.

Musique française (programa)

 

"L’apprenti sorcier” (programa)

 

“La Péri” (programa)


1979

Reposición de “Roméo et Juliette” en los Entrepôts Lainé el 24 de febrero 1979, con Wilfride Piollet (Juliette) y Jean Guizerix (Roméo).

“Roméo et Juliette” (programa)

El 17 de marzo 1979, Florence Mothe anunciaba en Sud-Ouest la creación mundial del ballet “La solitude” de Henri Sauguet, y de “Sortie interdite” de Michel Fusté-Lambezat, ambas con coreografía de Wladimir Skouratoff.

El 21 de marzo 1979, el Grand-Théâtre presentaba la ópera «La Basoche» de Messager, coreografía de W.Skouratoff.

En un artículo escrito por Florence Mothe el 19 de octubre 1979:

LIFAR: VIVA LA REVOLUCION CULTURAL
Serge Lifar está en Bordeaux. El coreautor del “Chevallier et la demoiselle” asistió, en el marco de un homenaje rendido a Diaghilew por la compañía de ballet del Grand-Théâtre, a la representación de los ballets de su autoría, “Le fils prodigue” y “L’après-midi d’un faune”.

Él rememora cincuenta años atrás y evoca para nosotros a su “camarada” Diaghilew.
“Diaghilew es el apóstol de la revolución cultural. Es Robespierre más Bakounine, si ellos hubieran previsto la evolución del siglo XX. Francia, dormida bajo sus laureles académicos, no había comprendido que había acunado el expresionismo. Es Diaghilew quien les enseñó.”

Él supo encontrar el dinero necesario?

“Él condujo a comerciantes que no comprendían nada de nada pero que tenían capitales monstruosos, y les hizo comprar los mejores cuadros: Picasso, Derain, Vlaminck. Así los más grandes pintores de la escuela de Paris están conservados en los museos rusos.”

Él no se interesaba, pues, más que en la danza?

“Él era el polo de atracción de toda la cultura occidental. Reveló a Stravinski y Prokofiev, pero también a Ravel y, en gran parte, a Strauss y Falla. Si tuviera que definirlo con una palabra, escogería una con ismo, pues él hizo coincidir el surrealismo, el impresionismo, el constructivismo y el dadaísmo. Diaghilew es un archipiélago.”

Los Ballets Rusos no fueron solamente rusos?

“Ellos abrieron la puerta a Picasso, a Roualt, a Matisse. Rusia no era para ellos más que un afiche. Su tema era el mundo entero.”

Usted va a reencontrarse en el “Prelude à l’après-midi d’un faune” que Vd. Creó. Es el otro lado del espejo?

“Estoy muy ansioso de ver el espectáculo montado por mi alumno Wladimir Skouratoff. Me gusta que mis alumnos se conviertan en maestros.”

Sobre el homenaje a Diaghilew dado en el Teatro Femina el 19 de octubre 1979, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

(…) Aunque expresándose a través de música grabada, el espectáculo dado en homenaje a Diaghilew por la compañía del Grand-Théâtre de Bordeaux ha sabido forzar la atención y la admiración.

Wladimir Skouratoff, discípulo respetuoso, había invitado a su maestro Serge Lifar, enfocándose de alguna manera en quien fue el más grande coreógrafo de la primera mitad del siglo XX. Lifar le brindó amistad y complicidad. Dio testimonio de la exactitud de la intención. Residente temporario de por vida, pero en Paris, Lifar no tiene el alma de un exilado. Aún, él se expresa en ruso con su amigo “Wolodia”, es de la Danza eterna que ellos hablan, la que no tiene ni época ni patria.

(*) este homenaje a Diaghilew estaba compuesto por “Le fils prodigue”,”L’après-midi d’un faune”, “Tricorne” y “Le spectre de la rose”, así como por el pas de deux de “La belle au bois dormant”.

Hommage à Diaghilew (programa 1)

 

Hommage à Diaghilew (programa 2)

 

Skouratoff con Lifar, Mangeard, Gendre y Portas,
en el homenaje a Diaghilew en 1979 (foto H.Delannoy)

El 16 de noviembre 1979 el Grand-Théâtre presentaba la ópera “Marouf sauvetier du Caire” de Henri Rabaud, con coreografía de Wladimir Skouratoff.

Evelyne Mangeard en “Marouf sauvetier du Caire" (foto H.Delannoy)

En un artículo sobre el espectáculo del 22 de diciembre 1979, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

Es haciendo suya la fórmula de Camus según la cual “el clasicismo no es más que un romanticismo domado”, que Wladimir Skouratoff ha elaborado una brillante variación sobre el tema eterno de la danza-variación (…) Entre Haëndel, Albinoni, Vivaldi, Bach y Xenakis, Wladimir Skouratoff ha buscado una misma respiración, un mismo ritmo. Como si las temporadas de la danza celebraran el verano eterno de las islas griegas.

(*) en el programa: “Troisième suite” de Bach, «Water music» de Haëndel y «La leçon» de Vivaldi, todas coreografías de W.Skouratoff.

“Water music” en 1979 (foto F.Mineau)

 

Ensayando en el G.T.B. con Evelyne Mangeard (foto H.Delannoy)

 

En un ensayo en el Grand-Théâtre (foto C.Leconte)


1980

En Vichy con Gerard Boireau y la cia.de ballet del G.T.B. (foto H.Delannoy)

 

“Cendrillon” en Avignon (programa)


UN DIMANCHE A L’AUBE

El 8 de abril 1980, Florence Mothe anunciaba en Sud-Ouest:

“Yo conozco la fuerza de las palabras”, escribía Maiakovski. “Las palabras son una toxina, no obstante son nada menos que una rosa en el talón de una bailarina”. No obstante, es a las palabras de Maiakovski que Wladimir Skouratoff ha convocado para exorcizar algunos de sus demonios.

El espectáculo que se presentará el sábado en el Grand-Théâtre, sobre un texto de Michel Baranoff, es una evocación dramática en dos actos del famoso Domingo ruso del 22 de enero 1905, del cual se cumplirá dentro de poco, el septuagésimo quinto aniversario. Tanto es decir que en este ballet se utilizan medios electro-acústicos importantes, así como que tres actores, Paul Renard, Anyl Floriane y Claude Milon, componen de alguna manera un doble dramático de los personajes danzados de la revolución de octubre.

Wladimir Skouratoff, al montar este ballet, hablará de libertad y de opresión, contando una historia de amor que une a Tatiana con Alexandre Alexeievitch. Una joven de la nobleza y un joven oficial de la guardia imperial compartirán, por generosidad y por entusiasmo, la fe de los revolucionarios.

El ballet será conducido de una iglesia ortodoxa a la corte de Sainte-Petesbourg, de la oficina de un mago lascivo a los claros helados en donde se esconden los partidarios.

Son Cyril Atanasoff y Liliane Belfiore, bailarina estrella del London Festival Ballet, quienes encarnarán los personajes principales. Wladimir Skouratoff se encontrará en el escenario. El será el hechicero Lief Karougine y el oficial del Tzar, Serge Donskoi.

“Un dimanche à l’aube” (programa)

 

"Un dimanche à l’aube" (elenco)

 

Cyril Atanasoff y Evelyne Mangeard (foto V.Olivar)

 

“Un dimanche à l’aube”, el cuerpo de baile (foto V.Olivar)

CASSE-NOISETTE

El 8 de marzo 1980 en Sud-Ouest :

“Casse-Noisette”, ballet mágico en dos actos y tres cuadros, extrae su tema de un relato de Alexandre Dumas, habiendo él mismo basado su inspiración en un cuento de Hoffmann. Exaltado por la partitura sublime de Tchaikowski, el coreógrafo del Grand-Théâtre de Bordeaux dejará fluír su imaginación para servir a esta historia maravillosa poblada de silfos, de dríadas y de hadas.

La crítica de Florence Mothe el 15 de marzo en Sud-Ouest:

Resucitar el verde paraíso de los ensueños infantiles no es para nada un descanso para el coreógrafo, siempre tentado de ligar la tradición a la innovación. Este equilibrio es a veces difícil de alcanzar en obras donde las sensibilidades de varios autores se superponen. Así, “Casse-Noisette”, que a través de Hoffmann sedujo a Petipa y a Tchaikowski, antes de inspirar a Roland Petit una brillante variación.

Este recuerdo ha quizás molestado un poco a Wladimir Skouratoff. Si los decorados de Jean Gassian y el muy bello vestuario de Henri Delannoy no recuerdan en nada a Enzio Frigerio, la coreografía de Wladimir Skouratoff parece guiada por el cuidado de alejarse de Roland Petit, sin no obstante escapar de él completamente.

(…) Wladimir Skouratoff se ha dedicado a recrear atmósferas diferentes según el sueño de Marie la transporte a España o al Asia.

J.Portas, A.Mediavilla, A.Gendre, P.Lacour,E.Mangeard y M.Dumas en “Casse-Noisette”
(foto H.Delannoy)

 

“Casse-noisette” en 1980 (foto C.Leconte)

 

"Casse-Noisette", el cuerpo de baile (foto P.Delorme)

 

F.Mineau en “Casse-Noisette” (foto P.Delorme)

FILLE MAL GARDÉE

« La fille mal gardée » de Hérold fue representada el 2 de agosto 1980 en el Teatro Casino de Vichy, y Line Debordes escribía:

(…) la compañía de Bordeaux es una troupe importante que tiene solamente bailarines de excelente calidad y la realización debida a Wladimir Skouratoff fue excelente.

(…) La coreografía y la puesta en escena realizada por Skouratoff conservando las bufonadas y el carácter campestre de este ballet, han aportado mucha elegancia a las diferentes figuras.(…) La danza de las campesinas en zuecos da testimonio del talento del coreógrafo para la excelente explotación del ritmo.

La opereta “La vie parisienne” de Offenbach , puesta en escena de Gerard Boireau y coreografía de W.Skouratoff, fue presentada el 4 de agosto 1980, también en el Teatro Casino de Vichy.

Skouratoff y la Cia. de “La vie parisienne” en Vichy en 1980

La opereta “La belle Hélène”, también de Offenbach con puesta en escena de Gerard Boireau y coreografía de W.Skouratoff, fue dada el 12 de agosto 1980 en el Teatro Casino de Vichy.

“Casse-Noisette” de Tchaikowski, con coreografía de Wladimir Skouratoff, fue repuesta el 14 de agosto 1980 en el Teatro Casino de Vichy:

“Casse-Noisette” en Vichy (programa)

El 18 de agosto 1980, se anuncia "Le bal des cadets" y "Boléro" en el Festival de Vichy.
Sobre este espectáculo, podía leerse en una publicación de la época:

(…) todo ha contribuído a hacer de esta velada dedicada a la danza un intermedio exquisito, sin grandes pretensiones, pero de un gusto innegable, a través de dos temas melódicos que se presentaron: el “Bal des cadets” de Strauss y el “Boléro” de Ravel.

Para celebrar a Viena y sus “faustos a tres tiempos”, Wladimir Skouratoff escogió el humor y la pantomima, desdeñando la convención que privilegia la expresión estética en detrimento a veces del temperamento. De donde la chispa de desorden que experimentó una parte del público ante su coreografía tan espontánea, sacrificándose al burlesque y al efecto desopilante. En breve, un acercamiento muy personal a Strauss, no exento de pertinencia, demistificando a Viena y sus esplendores, destacando el carácter frívolo y cursi de este período resplandeciente.

Skouratoff no se ha tomado muy en serio en esta evocación chispeante como el vino burbujeante de las colinas del Danubio. Su compañía lo ha seguido y comprendido a la perfección: Maryse Dumas y Pascal Manière primero, Pierre Lacour, Evelyne Mangeard, André Renard, Michel Valprémy, Aline Gendre, Jacqueline Portas, Régine Mauran, Carlo Griflé y Pamela Paloméra en el pas glissé de sus estrellas, sin contar a Skouratoff mismo como chaperón de su batallón de cadetes, han girado y bailado con una alegría bien en el espíritu vienés; pero reconozcamos sin embargo que se mostraron más convincentes en el “Boléro” de Ravel, una coreografía más hierática, más clásica también, con figuras muy elaboradas. La España del fuego de la pasión y del oscuro de la “muerte” fue expresada con un poder sorprendente a través del tema punzante del célebre “Bolero”. Wladimir Skouratoff dispone de un potencial de valor digno de su aprendizaje: lo que parece el mayor estímulo para este antiguo miembro de los ballets del marqués de Cuevas. (J.P.G.)

En Vichy con Pierre Lacour y Evelyne Mangeard (foto H.Delannoy)

El 24 de octubre 1980 el Grand-Théâtre presenta la ópera “Nabucco” de Verdi, con coreografía de Wladimir Skouratoff.

El 27 de octubre 1980, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest sobre el espectáculo dado el 17 de octubre en el Entrepôt Lainé:

(…) A Stravinsky ("L’oiseau de feu", "Apollon Musagète") Skouratoff lo conoce bien.Ellos están, si me atrevo a expresarlo así, en país de connivencia. Cantando en el mismo árbol genealógico el aire siempre nostálgico y resplandeciente del país perdido, ellos celebran a su manera una familia reconciliada.

(…) una nueva versión del “Mandarin merveilleux” de Bartok, que combina con una precisión diabólica con la partitura y el pensamiento de Bartok. De este cuento que es una ópera-minuta, Wladimir Skouratoff ha extraído una pantomima trastornadora.

El 25 de noviembre 1980, Sud-Ouest anuncia en el Grand-Théâtre:

(…) Wladimir Skouratoff montará la coreografía de “Don Juan” de Strauss, e imaginará sobre un muy bello argumento de Jean-Claude Dutilh un nuevo ballet titulado “La nymphe aux yeux de nuit”. Se trata del encuentro de diversos personajes, encuentro a la vez violento y romántico, y que hace rimar, como lo afirmaba ya Ronsard, el amor y la muerte en un mismo éxtasis.

(…) La compañía de ballets del Grand-Théâtre está igualmente abocada a “Don Juan” y a “Aubade” de Francis Poulenc, ballet con el cual Wladimir Skouratoff rendiré homenaje a su maestro Serge Lifar.

En la crítica de Florence Mothe en Sud-Ouest del 3 de diciembre 1980, se leía:

La compañía del G.T.B. – En puntas
Cómo darle un estilo a una Compañía? Cómo hacer que un grupo de bailarines adquiera de golpe un alma y una febrilidad común, se dedique a forjar creaciones y ofrezca un verdadero relieve a los ballets que propone?

Wladimir Skouratoff ha probablemente encontrado un medio de responder a estas preguntas. El programa que propuso el sábado en el Grand-Théâtre da testimonio en todo caso de la unidad de inspiración que ha guiado a los coreógrafos a través de Tchaikowski, Poulenc, Strauss y Prokofiev…

(…) Imaginación no es lo que le falta a Wladimir Skouratoff en su último ballet “La nymphe aux yeux de nuit” (*), compuesto sobre un argumento de Jean-Claude Dutilh. Su apego académico permite al coreógrafo inventar estructuras y culturas, dejar al cuerpo de los bailarines la libre expresión del movimiento, privarse, en fin, de la anécdota que reemplaza a los personajes en la verdad de su expresión.
(*) sobre la música de “Muerte y transfiguración” de R.Strauss

“La nymphe aux yeux de nuit” (programa)

(…) En fin, la Compañía de ballet del G.T.B. ofrecía una brillante variación sobre el tema de “Don Juan”. (…) La versión que Skouratoff da del eterno seductor es una versión a la vez clara y ambigua. Don Juan se divierte y nos divierte, pero hay algo de angustia y de eternamente fugaz en la coreografía, que subraya que este personaje, a pesar de sus conquistas, sigue siendo el hombre sin paz y sin alegría.

“Don Juan” (programa)

 

Rudy Bryans y Fabienne Delorme en “Don Juan” (foto F.Mineau)

 

Rudy Bryans en “Don Juan” (foto H.Delannoy)

 

Skouratoff ensayando “Don Juan” con R.Bryans

1981

El 23 de enero 1981 el Grand-Théâtre presenta la opereta “La belle Hélène” de Offenbach, coreografía de W.Skouratoff.

Florence Mothe anunciaba una nueva presentación de “Casse-Noisette” en el Grand-Théâtre el 27 de febrero 1981 en Sud-Ouest:

(…) La versión que dará Wladimir Skouratoff en el Grand-Théâtre está inspirada bastante liberalmente, en la primera versión que Tchaikowski había realizado a pedido del director de los teatros imperiales, pedido tan imperativo que el compositor mismo perdió bien pronto su entusiasmo y la composición de “Casse-Noisette” fue terminada como una pesadilla febril.
En esta versión, ya presentada en 1980, Skouratoff renueva sus vínculos con la tradición rusa e intenta resucitar el verde paraíso de los ensueños infantiles, uniendo tradición e innovación.

El 1º de marzo 1981, reposición de “Casse-Noisette” en el Grand-Théâtre, sobre la cual André Maubé escribía:

Desde la subida del telón (…) Wladimir Skouratoff anuncia el color. Su “Casse-Noisette” será un cuento rosa y la intrusión en el imaginario no se hará en la paleta sombría de Hoffmann, sino siguiendo las variaciones musicales de Tchaikowski, surgentes como arroyos de montaña en primavera.

El 26 de marzo 1981 el G.T.B. presentaba la ópera “Adrienne Lecouvreur” de Cilea, coreografía de W.Skouratoff.

Florence Mothe escribía el 26 de mayo 1981 sobre el ballet “L’arbre” de Henri Sauguet, creación mundial en homenaje a este compositor, presentado an el Mayo Musical 1981, con coreografía de W.Skouratoff:

“L’arbre” se inspira, a través del argumento de Raphael Cluzel, en las conquistas del surrealismo.

Hay que creer en los árboles, en las flores, en las plantas, que unen lo mineral y lo animal. Hay que creer en el poder de las palabras y en el poder de los sueños. Hay que creer que la poesía crea la danza, pues ella es la danza misma. El envío de las frases responde a la ligereza de los bailarines. Un mismo gesto dibuja en el espacio, y los sonidos, y las palabras, y las formas.

Carole Griffié traduce con una gracia frágil y ligera la coreografía de Wladimir Skouratoff. La compañía del Grand-Théâtre surge como el vector privilegiado de estas emociones compartidas.

“L’arbre” (programa)

Anuncios en el Sud-Ouest para la temporada 1981-1982 en el Grand-Théâtre de Bordeaux:

6 de noviembre 1981, la opereta "Véronique" de André Messager.
27 de noviembre 1981, creación mundial de "Greens" o "Golf, amour et harmonie", divertissement lírico de Henri Bordes, puesta en escena de Gerard Boireau.
27 de enero 1982, "Daphnis et Chloé" de Ravel.
Las tres obras con coreografías de Wladimir Skouratoff.

En el mes de agosto 1981, en el Teatro Casino de Vichy:
El 1º de agosto, "De Paris sur Seine à Vienne sur Danube".
El 9 de agosto, "Les Forains" (Sauguet) y "Parade" (Satie).

Florence Mothe escribía el 16 de octubre 1981 en Sud-Ouest sobre el Homenaje a Lifar:

Lifar, el grande, el único, estará el sábado en Bordeaux, para contar sobre su vida, sobre su arte. Su discípulo, Wladimir Skouratoff, quien fue después de la guerra una estrella de los Ballets de Monte-Carlo, le ha reservado un homenaje que se le debe a su talento, a su valor, a su obra.

(…) Los cuatro ballets escogidos para rendirle homenaje serán recreados sobre coreografías de Louis Orlandi, Françoise Adret y Wladimir Skouratoff. (*)
(*) Les sylphides (Chopin), Mephisto valse (Lizst), Suite en blanc (Lalo) y Pas de deux de Roméo et Juliette (Tchaikowski).

En su crítica del 2 de diciembre 1981 sobre el ballet “Cendrillon” de Prokofiev, creado en 1974, André Maube escribía:

(…) El coreógrafo, luego de un comienzo un poco lento, “estalló” en el final del primer acto, para concentrar sus esfuerzos en el segundo, verdadera fiesta visual que mucho le debe a los decorados de Gassian y al vestuario de Delannoy.

Skouratoff ensayando “Cendrillon” (foto P.Delorme)

 

Bayard y Bryans en “Cendrillon” (foto P.Delorme)

 

A.Mediavilla y el cuerpo de baile (foto P.Delorme)

 

Bayard, Bryans y cuerpo de baile (foto P.Delorme)

 

Los solistas y el cuerpo de baile (foto P.Delorme)

 

Las hermanastras de Cendrillon (foto H.Delannoy)

1982

El 22 de enero 1982, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

Escuchando a Wladimir Skouratoff, uno cree decididamente que su carrera de bailarín le da añoranzas. El maître de ballet de la compañía del Grand-Théâtre de Bordeaux lamenta evidentemente, en efecto, no haber sido un hombre de circo. El habla de ello, con esos temblores de satisfacción que asaltaban a veces a Darius Milhaud y que usa todavía Henri Sauguet cuando explica que su inspiración de los “Forains” viene de las fiestas a las cuales asistía en su infancia. De la écuyère a la bailarina, no hay mucha distancia.

Esa es la razón por la cual el espectáculo propuesto para el sábado a las 21 hs. en el Centro André- Malraux, bañará con una atmósfera de nostalgia de artistas ambulantes, de payasos, de relajación.

“Satie no es más alegre que su discípulo Henri Sauguet”, explica Skouratoff. La primera expresión del circo es la tristeza. Aún bajo las lentejuelas, los strass y el maquillage, el espectáculo debe continuar.”

“Les forains” que presentamos en Bordeaux son los de la versión de Roland Petit. Fue Christian Bérard quien imaginó los decorados y el vestuario sobre un argumento de Boris Kochno. El teatro al aire libre, los ejercicios, la inminencia de la ruta, están presentes en el espectáculo con el gusto de Sauguet por las fiestas foráneas, las representaciones nómades y su compasión por los artistas errantes que llevan el sueño y la fantasía bajo oropeles opacos y curtidos, pero en los que sobreviven todavía el oro y la púrpura.”

(…) En lo que concierne a “Parade”, por el contrario, Skouratoff se ha alejado de la coreografía de Massine, para acercarse al decorado y al vestuario deseados en la creación por Picasso. Es casi una coreografía cubista la que nos propone. Cada persona se vuelve una silueta, el despojo es excepcional, la brutalidad casi intransigente.

El 1º de febrero 1982, Florence Mothe anunciaba en Sud-Ouest la creación en los Entrepôts Lainé del ballet “Hécube”, música de Jean Courtioux, con coreografía de Janine Charrat:

(…) En “Hécube” la danza hará más que expresar por el gesto. Por ejemplo, Wladimir Skouratoff, que encarna al Rey, al cual Hécube arrancará los ojos, se expresa por la palabra.

Janine Charrat ensayando con W.Skouratoff en el ballet “Hécube”
(foto Sud-Ouest)

(*) En el mismo programa, se presentó “La mort rouge” de Courtioux, con coreografía de Wladimir Skouratoff.

El 28 de julio 1982, la Compañía del G.T.B. presenta en el Teatro Casino de Vichy “D’Offenbach à Strauss”, y el 7 de agosto “Cendrillon” de Prokofiev, ambas obras con coreografía de Wladimir Skouratoff.

Curso en la Academia Internacional de Danza
de Dinard en agosto 1982 (programa)

Sobre el Homenaje al Marqués de Cuevas, realizado el 4 de diciembre 1982, Florence Mothe escribía:

El personaje Georges de Cuevas, marqués por decreto real, estuvo en el centro del espectáculo dado en el Centro André-Malraux por la Compañía del Grand-Théâtre.

(…) Wladimir Skouratoff,qui creara para su compañía “Piège de lumière”, la “Tertulia” y “Boléro”, le debía esta serenata póstuma.

Ella se expresaba, primero, a través de un ballet delicioso, “Constantia”, que sobre el Concierto en fa menor de Chopin cuenta de la pasión del compositor por Constantia Gladruska, joven cantante polaca a quien por otra parte nunca conoció en persona.

(…) los dos ballets siguientes, ambos propuestos sobre coreografías de Georges Skibine, eran “Concerto” de Jolivet y “Le prisionnier du Caucase” de Katchaturian.

Homenaje al marqués de Cuevas (programa)

 

E.Mangeard, R.Mauran y F.Mineau en “Le prisionnier du Caucase”
(foto H.Delannoy)

1983

El 18 de enero 1983, Florence Mothe escribía sobre la producción de la ópera “Le jongleur de Notre-Dame” de Massenet en el Grand-Théâtre :

(…) Queriendo reubicar a Massenet en su marco, Gerard Boireau ha jugado el juego hasta el final. El compuso una velada a imagen de lo que se hacía en el siglo pasado y adjuntó a la ópera, dado sin entreacto, un ballet “Le jeu du miroir du bois” (*) sobre una coreografía de Wladimir Skouratoff. (…) esta bella y extraña aventura que cuenta un poco lo mismo, es decir, el símbolo de la vibración de la tierra ante las nuevas fuerzas del espíritu.
(*) sobre la música de las “Escenas dramáticas”

“Le jeu du miroir du bois” (programa)

 

"Le jongleur de Notre-Dame" (programa)


El 27 de febrero 1983 el Grand-Théâtre presentaba "Le lac des cygnes" de Tchaikowski, coreografía de Wladimir Skouratoff, sobre la cual André Maubé escribía:

(…) Siempre cómodo cuando se trata de cisnes, de sílfides y de hadas de los ballets clásicos, el maestro ha conducido su troupe a tambor batiente a la victoria.

“Lac des cygnes” (programa)

 

Griflé, Mangeard y Pardina en « Lac des cygnes » (foto V.Olivar)

 

"Lac des cygnes" Acto IV : Mangeard, Portas, Daverat, Mauran
(foto H.Delannoy)


El 25 de marzo 1983, en los Entrepôts Lainé, se presentaba un « Gershwin revival » sobre obras de este compositor, de las cuales “Préludes et promenades” contaba con una coreografía de Wladimir Skouratoff. André Maubé escribía a este respecto:

(…) “Préludes et promenades”, para la cual W.Skouratoff recuerda su técnica brillante y la elegancia de su coreografía.

El 3 de abril 1983, el Grand-Théâtre presentaba la opereta “Paganini” de Franz Léhar, puesta en escena de Gerard Boireau, coreografía de W.Skouratoff.

El 27 de julio en el Teatro Casino de Vichy, fue presentado el Gershwin revival, compuesto por “Ouverture cubaine”, “Concerto en Fa”, “Medley” y “Préludes et promenades”, con la actuación de Réjane Vérité, Olivier Pardina, Claudette Souarnec, Alain Vaspar y la compañía de ballet de Bordeaux.

El "Lac des cygnes" fue presentado en Vichy el 3 de agosto 1983, con Ghislaine Thesmar, Michel Denard, Olivier Pardina y el cuerpo de baile del G.T.B. Y en un artículo publicado en un periódico local de Vichy, se leía:

(…) Sorprendí a Wladimir Skouratoff cantando solo, en la calle, casi saltando. La-la-la-la-sol sostenido la-si-la-sol sostenido…Enseguida, felicité al maestro, alentándolo hacia el bel canto. Sin embargo, me permití decirle que un aria de ópera le convendría mejor que el famoso pasaje del Lac des cygnes que él tarareaba – uno de los más conocidos y el que espera el amateur. “Ah!, me dijo, Tchaikowski es maravilloso! Y este pasaje, el “pas de quatre” de los pequeños cisnes, sublime! Oh, tiene que ver a mis pequeños cisnes: Martine Magnon, Fabienne Delorme, Sylvie Daverat y Nadine Maillet. Misma técnica, mismo talle, misma gracia y mismo entusiasmo. Es una de las atracciones de la velada…es tan importante como el aria del tenor de “Rigoletto”.

Y con pasos deslizados, me dejó, mientras cantaba “la mujer es volátil como una pluma al viento…”

Skouratoff con Mangeard y Griflé en el ensayo de “Lac des cygnes”

 

Soirée en el Palacio de los Congresos de Dinard el 25 de agosto 1983 (programa)

LAC DES CYGNES

El 2 de diciembre 1983, el Grand-Théâtre presentaba la versión integral del “Lac des cygnes” de Tchaikowski, coreografía recreada por Wladimir Skouratoff sobre la de Petipa-Ivanov, con las estrellas Ghislaine Thesmar y Cyril Atanasoff, y que debía ser bailado también el 4 y 6 de diciembre por Elisabeth Platel y el 9 y 11 de diciembre por Claude de Vulpian.

“Lac des cygnes” (programa 1)

 

"Lac des cygnes" (programa 2)

André Maubé escribía sobre este espectáculo el 3 de diciembre 1983:

El Ballet del Grand-Théâtre parece haber despertado bajo el signo de una obra fabulosa, una de las más célebres del repertorio clásico, “Le lac des cygnes”.

Considerablemente rejuvenecida, rica en vitalidades favorables a la emulación, demostrando una verdadera alegría de danzar, la compañía de Wladimir Skouratoff propone con este ballet de Tchaikowski, compuesto sobre un libreto muy romántico, especialmente escrito por Begitchev y Geltzer, un muy bello espectáculo.

Skouratoff es respetuoso de la tradición de Marius Petipa e Ivanov, que cierta noche de 1894 en el teatro Marie de St.Petesburgo, condujeron al triunfo a una coreografía despreciada diecisiete años antes por los moscovitas. Pero este respeto-admiración da sus frutos cuando sobre la escena se presentan artistas entusiastas y de talento verdadero.

Ghislaine Thesmar y Michel Renard (foto P.Delorme)

 

El pas de quatre (foto P.Delorme)

 

F.Mineau (el bufón) (foto P.Delorme)

 

El cuerpo de baile (foto P.Delorme)

 

F.Mineau y el cuerpo de baile (foto P.Delorme)

 

3er.acto de “Lac des cygnes”, Denard, Mangeard, Dumas, Mineau (foto H.Delannoy)

1984

El 14 de enero 1984, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest sobre la reposición del “Concerto en Fa” de Gershwin en los Entrepôts Lainé:

(…) En fin, es un ballet de Wladimir Skouratoff que será repuesto por la compañía de ballet del Grand-Théâtre. Se trata del Concerto en Fa de George Gershwin, una obra simple en donde la coreografía es el motor de la misma y en donde las líneas y los cuerpos se regocijan en el delirio de la imaginación y de la inspiración que genera la música inventiva de un americano que no fue, ay!, de Paris.

Y el 16 de enero 1984, Florence Mothe se refería también a este mismo espectáculo, presentado en la sala Jacques-Thibaud, en estos términos:

(…) Lo mejor de la velada fue sin ninguna duda el Concerto en Fa de Gershwin, puesto en escena por Wladimir Skouratoff. Wladimir ha querido hacer un gran guiño al ballet blanco y su nuevo lema debería ser –“Skouratoff baila más blanco que Petipa”. Es hábil, un poco balanchiniano a través del trabajo de las diagonales y los grupos. Es una coreografía de guiños y de sensibilidad que pone bajo la luz a cada uno de los bailarines a través de su propia personalidad.

El 14 de julio 1984, sobre el Homenaje a Balanchine en el Grand-Théâtre, escribía André Maubé:

(…) “Constantia” sobre una música de Chopin (*) permite situar las cualidades de las bailarinas y bailarines. Pues este homenaje a Balanchine por Wladimir Skouratoff no hace concesiones en las evoluciones clásicas: el encanto, la espontaneidad, el talento, estaban presentes.

(…) “Angora”, argumento de Jean-Claude Dutilh, brillante y elevado, rico de humor y de alegría, ilustra con una desenvoltura talentosa los temas de Paganini y de Rachmaninoff.
(*) Excelente el vestuario de Henri Delannoy.

Es a la vez un guiño malicioso a los “Aristochats” de Disney y a “West Side Story”. De inspiración balanchiniana, este ballet de Skouratoff propone un enfrentamiento amoroso sobre los techos de Londres…

(…) Es pues en la fuente auténtica que Skouratoff se ha iniciado en el “Boléro”. Alejado tanto de un Béjart que de un Gades, el Boléro de Skouratoff tiene la impronta de la nobleza y la moderación. Su coreografía es sabia.
(*) el Concierto nº 2
(*) la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninoff

Este mismo espectáculo fue presentado el 14 de agosto 1984 en el Teatro Casino de Vichy, con Wilfride Piollet, Denys Ganio, Olivier Pardina, Pierre Lacour, Réjane Vérité, Aline Gendre, Evelyne Mangeard, Carole Griffie, Maryse Dumas y Patrick Giraudon.

El Grand-Théâtre presentó las operetas “Le chanteur de Mexico” el 6 de octubre, “Trois valses” el 17 de noviembre y “Le baron tzigane” el 23 de diciembre 1984, todas con coreografías de Wladimir Skouratoff.

Y el 11 de noviembre 1984, se representó la ópera “La Traviata” de Verdi, coreografía de W. Skouratoff.

E.Mangeard y O. Pardina en “La traviata” (foto V.Olivar)

COPPÉLIA

El 29 de noviembre 1984, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

Skouratoff recrea “Coppélia”
Un siglo después de la creación de “Coppélia”, Wladimir Skouratoff firma en Bordeaux una nueva versión del ballet de Léo Delibes. Con Elisabeth Platel (Swanilda) y Cyril Atanasoff (Coppélius).

(…) “Lo curioso, comenta Skouratoff, es que Elisabeth Platel baila por primera vez el rol de Swanilda.” (…) La encantadora Elisabeth Platel va a encontrar en Coppélius un Atanasoff que descubre igualmente su personaje. “He querido hacerlo bello, seductor e inquietante”, dice Skouratoff. “Le he dado un toque de humor pues, según creo, para un inmenso bailarín como Atanasoff, quien aborda por primera vez un rol de composición, hay que hacer de Coppélius un tema de actor más aún que de bailarín.”

(…) Según Skouratoff, entra en este ballet “todo un protocolo de gestos, de impulsos, de mutaciones y de ironía, que debe estar alejada de lo pintoresco. Lo extraño de las relaciones entre Coppélius, Swanilda y Franz, define la eternidad de las relaciones sobre la cual reposa todo el teatro occidental. Como Pierrot, Arlequin y Colombina, estos tres personajes se entregan al cruel juego del amor. Coppélius sueña amar a la muñeca y hacer de ella el objeto de su pasión. Es un juego menos inocente de lo que parece en un principio.”

(…) Wladimir Skouratoff ha decidido para esta nueva producción, dar los tres actos completos. Esta abundancia coreográfica no sorprenderá de un hombre que siempre tiene la tarea de tallar versiones modernas en el cañamazo tradicional. “En el primer acto, he dejado la parte bella a Delibes”, confía, “he acentuado el carácter folklórico de la música mediante botas. El segundo acto está más inclinado hacia Hoffmann, gracias a fantásticos juegos de luz. En fin, el divertimento del tercer acto, a diferencia de los dos primeros, enteramente bailados en puntas, aparece como una apoteosis, como un gran final de opereta.”

(…) Para Skouratoff, “no hay que ser descriptivo ni anecdótico, sino dar a cada personaje su contexto dramático, para desconectar el tercer acto, considerado como una variación de la danza por la danza.”

“Coppélia” 1984 (programa)

 

Platel y Pardina (foto P.Delorme)

 

Atanasoff y Pardina (foto P.Delorme)

 

Platel, Atanasoff y el cuerpo de baile (foto V.Olivar)

 

“Coppélia” en la reposición de W.Skouratoff en 1984 (foto P.Delorme)

1985

El 26 y 27 de enero 1985, en la Opera de Nantes:

Ballet de la Opera de Nantes (programa 1)

 

Obras de Gershwin (programa 2)

 

Mangeard, Pardina y Skouratoff (programa 3)

El Grand-Théâtre anunciaba la producción de las operetas: “Pas sur la bouche” el 2 de febrero y “Valses de Vienne” el 23 de marzo 1985. Y las óperas “La dame blanche” de Boïldieu el 1º de marzo y “Les pêcheurs de perles” de Bizet el 18 de abril 1985. Todas las obras con coreografías de Wladimir Skouratoff.

El 3 de agosto 1985, Gala con la Compañía de Bordeaux en el Teatro Casino de Vichy, “Coppélia” con Elisabeth Platel, Cyril Atanasoff y Olivier Pardina.

La opereta "Le pays du sourire" de Franz Léhar y el ballet "Giselle" de Adam, son anunciados para marzo y abril 1985 por el G.T.B., con coreografías de Wladimir Skouratoff. Asímismo, las operetas “Rose de Noël” (Lehar) para octubre y “Balalaika” (Posford-Stolz) para diciembre 1985.

Evelyne Mangeard y Pierre Lacour en “Rose de Noël” (foto H.Delannoy)

 

“Le pays du sourire”, Evelyne Mangeard y el cuerpo de baile (foto H.Delannoy)

El 25 de noviembre 1985, André Maubé escribía:

Una gala de danza sin pretenciones pero no sin encanto, este último week-end en el Grand-Théâtre. En el programa, “Feu d’artifices” sobre la música de Haëndel y “Les deux pigeons”, ballet sobre Messager, bailados por el cuerpo de baile.

“Feu d’artifices”, elegante coreografía que valoriza los largos tutús rosa y la delicada rubicundez de las señoritas del cuerpo de ballet conducidas por una Evelyne Mangeard en sus mejores formas fluídas y musicales.

“Les deux pigeons” es rico por una partitura a la vez elegante y que conlleva emociones directas.

(…) Espectáculo logrado con medios locales que demuestra cuánto ha progresado y ganado sin cesar la compañía del maestro Skouratoff.

“Les deux pigeons” (programa)

1986

El 10 y 11 de enero 1986, "Homenaje a los Ballets Rusos" en Nantes:

Hommage aux Ballets Russes (programa 1)

 

Hommage aux Ballets Russes (programa 2)

 

Hommage aux Ballets Russes (programa 3)

 

Los artistas de la Opera de Nantes (programa 4)

El 13 de febrero 1986 se presentó la ópera “Lakmé” de Delibes y el 20 de marzo 1986 “Les noces de Figaro” de Mozart, ambas con coreografías de W.Skouratoff.

Las operetas anunciadas para la temporada 1986-87 en el G.T.B.:
« Rose Marie » en Octubre 1986
« Ciboulette » en Noviembre 1986
« La vie parisienne » en Diciembre 1986
« La belle Hélène » en febrero 1987
« Mam’Zelle Nitouche » en abril 1987
« Méditérrané » en junio 1987
Todas con coreografía de Wladimir Skouratoff.


LA FILLE MAL GARDÉE

El 15 de marzo 1986, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest sobre la “Resurrección de “La fille mal gardée”en el Grand-Théâtre de Bordeaux:

“La fille mal gardée” es una obra anterior a este período. Ella fue creada en 1786. Wladimir Skouratoff la ha restituído en una atmósfera de época. Por lo que uno no debería sorprenderse, por ejemplo, de que Sylviane Bayard, bailarina de la Opera de Zuritch, que encarna a Lise, no baile en puntas. Las puntas, sabemos, no habían sido inventadas en el siglo XVIII.

(…) Se sabe que este ballet, que es uno de los últimos del siglo XVIII que figura aún en el repertorio, tiene la particularidad de haber sido creado en Bordeaux, en donde Jacques Dauverbal y su esposa eran respectivamente maître de ballet y bailarina estrella en la creación del Grand-Théâtre.

“La fille mal gardée” (programa)

 

"La fille mal gardée" (elenco)

Y el 17 de marzo 1986, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

(…) Los empleos de “La fille mal gardée” no son simples de asegurar. Como en el “Adivino del pueblo”, los personajes se vuelven rápido una miniserie. Entre todos, el bufón es el más temible. Este rol, bailado antes por André Mediavilla, ha permitido descubrir a un notable Fabrice Mineau. Mineau, lleno de humor, de osadía y de payasadas… (…) Wladimir Skouratoff ha imaginado, en la escena del casamiento, hacer danzar al señor Milon, notario. Es el acto ministerial más gracioso que haya sido jamás compuesto.

El coreógrafo con F.Mineau y F.Delorme (foto P.Delorme)

 

Fabrice Mineau y Sylviane Bayard (foto P.Delorme)

 

“La fille mal gardée”, el cuerpo de baile (foto P.Delorme)

 

Maryse Dumas (la madre) y el cuerpo de baile (foto P.Delorme)

Sobre la creación de “Pierre et le loup” el 12 de abril 1986 en los Entrepôts Lainé, el comentario en Sud-Ouest:

(…) En el mismo programa, Wladimir Skouratoff ha dado una nueva versión de “Pierre et le loup” de Prokofiev, con vestuario de Henri Delannoy y decorados de Jean Gassian.

(…) Esta nueva concepción de “Pierre et le loup” ha sido enteramente hecha para el decorado soberbio del entrepôt Lainé.

“Pierre et le loup” (programa)

El 15 de julio 1986 en Vichy, una Gala excepcional fue presentada, “La danse d’hier et d’aujourd’hui”, compuesta por los ballets “Pasion” de Dumont y los Divertissements del 3er.acto de “La belle au bois dormant” de Tchaikowski. Los bailarines : Wilfride Piollet, Yannick Stéphant, Bernard Boucher, Cyril Atanasoff, Jean-Pierre Franchetti, Caroline Mouflette, Jean-Philippe Alonso, Fabrice Lemire.

La troupe de Bordeaux en Vichy en 1986

El 29 de julio 1986 también en Vichy, “Casse-Noisette” con Sylviane Bayard, Cyril Atanasoff y la compañía de Bordeaux.

Bayard, Atanasoff y el cuerpo de baile de “Casse-Noisette” (foto F.Mineau)

El 12 de agosto 1986, en el Teatro Casino de Vichy, “Giselle” de Adam, con Noëlla Pontois, Jean-Charles Gil, Pierre Lacour, Maryse Dumas, Christian Lemasson y la troupe de Bordeaux.

Las operetas “Rose Marie” (Friml-Stohart) y “Ciboulette” (Hahn) son anunciadas por el G.T.B. para el 4 de octubre y 22 de noviembre 1986.

CENDRILLON

El 25 de octubre 1986, se leía en Sud-Ouest:

Con “Cendrillon”, la compañía de ballet del Grand-Théâtre retoma este sábado y domingo a la noche una producción de hace cinco años.

Wladimir Skouratoff confiesa una particular ternura por este ballet en tres actos de Sergei Prokofiev cuyo lirismo y humor él ama. En efecto, es como heredero de los ballets rusos que el coreógrafo de la compañía del G.T.B. ha montado este “Cendrillon”.

La partitura es bufona, casi burlesca. Prokofiev se divierte con el pastiche: sea aquel del baile clásico, en el cual él imita a Tchaikowski; sea en el diseño de los personajes o del Prince Charmant o cuando va hacia Romeo. Según Skouratoff, el pastiche es indisociable del alma rusa y más aún de la inspiración de Prokofiev. El recuerda que escribió la “Sinfonía clásica” para mofarse gentilmente de Mozart y de Haydn.

“Cendrillon” se inscribe en esta misma perspectiva, con además un apetito muy particular que los rusos conservan por los cuentos de hadas. Wladimir Skouratoff se ha dedicado a definir más precisamente a los personajes.

“Cendrillon” (programa)

El 27 de octubre 1986, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

La heroína del cuento de Perrault decididamente inspira a los coreógrafos. Presente en la escena de la Opera de Paris, lo estuvo igualmente en dos deslumbrantes espectáculos en la puesta de Wladimir Skouratoff, sobre la del Grand-Théâtre de Bordeaux. El Cendrillon de Skouratoff llega de Moscú como lo hizo aquel de Prokofiev en 1945.

(…) Lo más notable en esta versión del ballet de Prokofiev es, indudablemente, que todos los integrantes de la troupe del Grand-Théâtre tienen su paso que bailar, su palabra que decir.

(…) No terminaríamos de citar a todos aquellos que, aún componiendo pequeños roles, dan a Cendrillon esta notable presencia y esta autenticidad que los decorados de Jean Gassian y el vestuario exquisito de Henri Delannoy no hacen sino destacar.

Un cuento de hadas este espectáculo realmente lo es, siendo que respeta lo maravilloso de Perrault, sus escondites, sus trompe-l’oeil, su ensueño y sobre todo esta concepción clásica del ballet que hace del tutu une expresión coreográfica inagotablemente contemporánea.

El saludo final después de “Cendrillon” (foto H.Delannoy)

1987

El 2 de marzo 1987, Florence Mothe comentaba en Sud-Ouest:

Wladimir Skouratoff ha escogido diez bailarines y diez bailarinas, un equipo súper ligero pues para los cuatro ballets que serán creados junto al Ensemble instrumental de saxofones de Jean-Marie Londeix, el 5 de marzo en Saint Médard-en-Jalles. (…) Londeix ha encontrado una nueva versión de “L’Arlesienne”. Wladimir Skouratoff ha aprovechado para poner a la “famosa” en escena. (…) El hecho que “L’Arlesienne” haya desaparecido desde hace mucho tiempo no aflige para nada a Skouratoff, quien, a través de pas de trois, pas de quatre y pas de six ha montado un ballet académico en el cual la heroína de Alphonse Daudet recuerda sus amores, sus aventuras y sus penas. “Para mí”, explica Skouratoff, “ella está entre “Giselle” y “La fille mal gardée”.

Catherine Débray escribía en Sud-Ouest el 6 de marzo 1987:

Los cuatro pequeños ballets que presentó anoche en el C.A.C. de Saint Médard la compañía del Grand-Théâtre de Bordeaux, dejan en los labios un pequeño regusto a caramelo. No demasiado dulce, agradablemente crujiente.

Para complacer a sus comensales con una composición irreprochable, Skouratoff amasó a su gusto una retahíla de ingredientes sabiamente dosificados: ligereza, seriedad, sobriedad desarmante, salpicado con una pizca de humor bien sazonado. Qué decir sino que el maître de ballet y sus bailarines cultivan el amor por el trabajo bien hecho, sin privarse de quitar el polvo con un golpe de zapatilla a un academismo a veces pesado.

“Les noces de Figaro” de Mozart es anunciado por el G.T.B. para el 22 y 29 de marzo 1987, puesta en escena de Gerard Boireau y coreografía de Wladimir Skouratoff.

El 26 de marzo 1987 Florence Mothe escribe en Sud-Ouest sobre la Gala en el Teatro Femina el 27.3.87:

(…) El joven ballet de Aquitaine participa en la velada junto a los bailarines del Grand-Théâtre de Bordeaux y del Capitolio de Toulouse… El gran Wladimir Skouratoff ha montado un Pas de six sobre música de Verdi. El Capitolio de Toulouse se inspiró en el bandoneonista Astor Piazzola.

ROMEO ET JULIETTE

El 3 de abril 1987, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

Verona en superproducción
La versión Prokofiev del trágico idilio, en la visión del coreógrafo Wladimir Skouratoff, será repuesta, sábado y domingo, en el Entrepôt Lainé.

(…) La tragedia de los amantes de Verona ha inspirado a muchos coreógrafos. Es sin embargo la versión Prokofiev, febril y salvaje, la que ha prevalecido a los ojos de Wladimir Skouratoff. Versión fetiche de alguna manera, pues había servido al bautismo del Entrepôt Lainé, donde el coreógrafo la repone ahora con gran felicidad. Se comprende por otra parte que él se haya empeñado en una resurrección precisa, dictando el lugar de alguna manera la puesta en escena de la obra.

(…) Según Skouratoff, “Prokofiev la vuelve más vital y más conmovedora que todos los otros músicos, incluyendo a Berlioz y a Tchaikowski. Pero a condición, subraya, que los personajes sean auténticos y creíbles.”

(…) este Romeo y Juliette representa una pesada producción. Wladimir Skouratoff no ha escatimado ni en los figurantes ni en los esgrimistas. La galería de Lainé es utilizada para los duelos y la escena del balcón. Desde el techo desciende el Cristo que simboliza la celda del fraile Laurent. Gracias al escenario de 13 metros por 10, Skouratoff ha podido tratar el baile en grande. Esta es aún la escena más imponente del espectáculo, con sus pomposos trajes renacentistas, especialmente prestados por la Opera de Paris, de donde viene toda la producción. “En la partitura”, explica Skouratoff, “Prokofiev bautiza a esta secuencia “Baile de los caballeros”. Eso quiere decir que debe ser tratada con estilo, nobleza y grandeza, por oposición a las escenas tan rudas en las calles.”

“Es de notar asimismo que los cuadros se encadenan. Es pues un espectáculo sin entreacto, que tiene por decorado principal el cuarto iluminado que descubrirán los espectadores. Ellos no deben dejarse confundir por la ironía que sustenta el ballet.”

Skouratoff explica que “la ironía está siempre presente en Prokofiev, que no vacila en tipificar a sus personajes a través un instrumento musical. Así, Mercucio y la nodriza, representada por un fagot y en cuya encarnación Maryse Dumas hallará uno de esos personajes de carácter en la traducción de los cuales ella sobresale.”

“Roméo et Juliette” (programa) (foto V.Olivar)

 

Yannick Stéphant (Juliette) y Frédéric Olivieri (Roméo) en los entrepôts Lainé (fotos V.Olivar)

 

El duelo de Roméo y Tibaldo (foto V.Olivar)

 

El cuerpo de baile (foto V.Olivar)

 

Ensayo de “Roméo et Juliette”: Skouratoff, Stéphant, Olivieri y el cuerpo de baile (fotos V.Olivar)

 

Yannick Stéphant (Juliette),Fredéric Olivieri (Roméo), Thierry Véziès (Tybalt),
Frédéric Fernandès (Mercutio) y el cuerpo de baile (fotos V.Olivar)

El 6 de abril 1987, Florence Mothe escribía su crítica en Sud-Ouest:

(…) El mérito de la versión dada por Wladimir Skouratoff en el entrepôt Lainé es haber evitado la verbosidad. Eficaz, directo, el ballet responde a la música a veces ruda de Prokofiev y conlleva a veces también el mismo lenguaje casi militar.

Los mejores momentos me parecieron ser, en efecto, los dos duelos Romeo-Tibaldo y Tibaldo-Mercucio (…) Concebida para el entrepôt Lainé, la coreografía combina plenamente con la arquitectura a la vez italianizante y piranesiana. Skouratoff renunció, en el curso de los ensayos, a la intrusión musculosa de “calaveras” profesionales, que arruinaban por la crudeza de sus gestos el carácter lírico del conjunto.

La opereta “Meditérranée” de Francis Lopez fue presentada el 6 de junio 1987; y “La fille du tambour major” de Offenbach, el 17 de octubre 1987, ambas con coreografía de Wladimir Skouratoff.

Y el 6 de noviembre 1987, la ópera “Nabucco” de Verdi es presentada en el G.T.B., puesta en escena de Gerard Boireau, coreografía de Wladimir Skouratoff.

El 5 de diciembre 1987, “Lac des cygnes” de Tchaikowski, con coreografía de W.Skouratoff, es presentado con las estrellas Isabelle Guérin y Laurent Hilaire.

“Lac des cygnes” 1987 (programa)

1988

Operetas representadas durante el año 1988 en el Grand-Théâtre con coreografía de Wladimir Skouratoff:
"Le pays du sourire" (Lehar) el 8 de enero
"Les cloches de Corneville" (Planquette) el 6 de febrero
"Les 28 jours de Clairette" (Roger) el 18 de marzo
"La belle de Cadiz" (Lopez) el 4 de junio

El 16 de enero 1988, Espectáculo de Ballet en la Sala Jacques Thibaud:

Spectacle Ballets 1988 (programa)

El 21 de enero 1988, en el espectáculo de ballets en el Ermitage, con las estrellas Cyril Atanasoff y Noëlla Pontois, se presentaron las coreografías de Wladimir Skouratoff , “Dessins pour les huit” (fragmentos de la sinfonía nº 29 de Mozart (creación) y “La valse” de Maurice Ravel, creada por Skouratoff en 1987 en Bergerac, para el Homenaje a Ravel en Aquitania.

Noëlla Pontois y Cyril Atanasoff (foto Sud-Ouest)

El 20 de febrero 1988, el Grand-Théâtre presentaba “Les créatures de Prométhée” (Beethoven) y “Songe d’une nuit d’été” (Mendelsohnn).

Spectacle de ballets (programa 1)

 

Spectacle de ballets (programa 2)

Florence Mothe escribía en Sud-Ouest al respecto :

(…) W.Skouratoff cuenta, sobre la música de Beethoven, la historia del héroe mitológico que roba la luz para amar a sus Creaturas. El les otorga la vida, pero es impotente para conferirles el espíritu. Es preciso pedir la ayuda de Apolo pero, desde el momento en que las Creaturas han optado por el status humano, ellas descubren la muerte y la ineludible transición.
Wladimir Skouratoff ha igualmente realizado una coreografía sobre el “Sueño de una noche de verano”, que es un gran divertimento clásico.

Patrick Giraudon en “Prométhée” (foto P.Delorme)

 

Las creaturas de Prometeo (foto P.Delorme)

 

El saludo final de “Prométhée” (foto P.Delorme)

El 19 de mayo 1988, sobre el Tercer Concurso Internacional de Danza Clásica de la ciudad de Bordeaux, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest:

(…) la duración del stage que será coronado el sábado 21 de mayo, por un Gala final que presentará una creación de Wladimir Skouratoff sobre la “Suite de Carmen” de Bizet, con la actuación de Florence Clerc y Charles Jude, ambos bailarines estrella de la Opera de Paris.

Florence Clerc y Charles Jude en “Giselle”

El 26 de noviembre 1988, reposición de "La fille mal gardée" en el Grand-Théâtre:

“La fille mal gardée” (programa)

Florence Mothe escribía en Sud-Ouest sobre la misma :

(…) una encantadora obra maestra, « La fille mal gardée ». Wladimir Skouratoff la resucita para el bicentenario y por dos representaciones, esta noche y mañana, en el Grand-Théâtre, es decir, en el mismo lugar de su creación en 1789.

(…) Skouratoff ha preferido él también la adaptación ligera a la reconstitución histórica escrupulosa. Las medias-puntas, los gestos poco remarcados, aportan el toque estilístico del siglo XVIII. La gracia y la ligereza de la coreografía – en particular el tratamiento de los conjuntos – subrayan la habilidad y la coherencia de la compañía. La danza de las cintas es un momento particularmente feliz.

(…) orillando la mímica y el demi-caractère, él hace vivir y evolucionar a todo un pequeño pueblo coreográfico, que triunfa rodeando a Maryse Dumas en la famosa danza de los zuecos

(…) En breve, todo, incluyendo la encantadora torpeza de Fabrice Mineau, contribuye a que este ballet sea un verdadero tazón de agua fresca.

El 4 de diciembre 1988 el Grand-Théâtre presenta la opereta “La veuve joyeuse” de Lehar, con coreografía de Wladimir Skouratoff y puesta en escena de Claude Milon.


1989

El 19 de enero 1989, el Grand-Théâtre presentaba las coreografías de Wladimir Skouratoff sobre la “Symphonie en ut” de Bizet y los “Divertissements” sobre música de Adam.

El 17 de febrero 1989, se presentó la reposición de “La belle au bois dormant” :

“La belle au bois dormant” (programa)

Sobre la cual Florence Mothe escribía en Sud-Ouest “el arte de Wladimir Skouratoff ha sido el de unir en su coreografía el lirismo francés y el ardor de los ballets rusos. El ha sabido imponer esta doble exigencia a la compañía del Grand-Théâtre…”

Pontois y Derevianko (foto P.Delorme)

 

Skouratoff en el ensayo (foto F.Mineau)

 

Noëlla Pontois (Aurore) (foto P.Delorme)

Y los personajes de “La belle au bois dormant”, en los diseños de Henri Delannoy:

La princesa Aurora

 

El príncipe Encantador

 

La princesa Florine

 

El gato con botas

 

El hada de otoño

 

Florestan

Las óperas presentadas en el año 1989 con coreografía de Wladimir Skouratoff, fueron el “Don Giovanni” de Mozart el 3 de marzo, el “Don Quichotte” de Massenet el 7 de abril en Lyon y “Manon” de Masenett el 23 de marzo.

El 17 de marzo 1989 el Grand-Théâtre presentaba “Coups de Roulis” de Messager, con coreografía de W.Skouratoff.

El 29 de junio 1989, se anuncia la reposición de “La fille mal gardée” el 1º y 14 de julio 1989, en el Grand-Théâtre de Bordeaux, para las fiestas del bicentenario de la Revolución:

“La fille mal gardée” (programa)

Las operetas "Le chanteur de Mexico", "Trois valses" y "Les saltimbanques" son anunciadas para los meses de octubre, noviembre y diciembre 1989.

En un doble Homenaje a Henri Sauguet y a Serge Lifar, el 11 de diciembre 1989 se presentaron en el Teatro Femina las reposiciones de Wladimir Skouratoff de los ballets “Les Forains” y “Aubade”, con las estrellas de la Opera de Paris, Elisabeth Maurin y Manuel Legris.

1990

W.Skouratoff ensayando en Biarritz (foto Atomic-Biarritz)

El 6 de abril 1990, en el Ermitage-Compostelle del Bouscat, se presentó “Quand la vie parisienne mène la ronde”, una obra musical de Claude Milon, cuyo can-can final estaba coreografiado por Wladimir Skouratoff.

En un artículo publicado en Sud-Ouest el 7 de abril 1990, podía leerse:

El florilegio de Skouratoff
El Grand-Théâtre nos propone un espectáculo de ballet en homenaje a Wladimir Skouratoff por grandes nombres de la danza.

(…) Noëlla Pontois, cuya gracia y elegancia no podríamos ponderar más, así como el veloz Wladimir Derevianko, interpretarán el “Pas de deux” de “La belle au bois dormant” de Tchaikowski, y también el de “Don Quichotte” de Minkus. Es la partitura del mismo Tchaikowski, “Romeo et Juliette”, que ha inspirado a Skouratoff a retomar la coreografía de su maestro Serge Lifar, la que será interpretada por Sophie Marquet y Philippe Anota.

(…) “La Valse” de Ravel, una Sinfonía de Haydn y el “Waterfront” de Bernstein, testimoniarán la multiplicidad de los talentos de la Compañía de Ballet del Grand-Théâtre de Bordeaux.

Este espectáculo, que es el último presentado por Wladimir Skouratoff, debe igualmente ser visto como un florilegio de su estilo y como un homenaje bien natural a sus creaciones.

El 13 de abril 1990, Florence Mothe escribía en Sud-Ouest sobre:

El último vals de Volodia
Para los carteles, él era Skouratoff. Para los amigos, seguía siendo Volodia.

Wladimir Skouratoff presentó en el Grand-Théâtre su último espectáculo, formado por un bouquet de ballets que reemplazan a “La belle au bois dormant”, inicialmente previsto, que el coreógrafo esperaba poder dar con una compañía a pleno efectivo. Ahora, con seis bailarinas enfermas, es la forma de un florilegio el que ha tomado esta manera de despedida.

Bordeaux no ha probablemente jamás comprendido quién era Wladimir Skouratoff. Lanzado en 1946 por Serge Lifar en Monte-Carlo, fue el partenaire oficial de esa Renée Jeanmaire que no había sido bautizada aún Zizi. En 1952, él se unió a la compañía del marqués de Cuevas y creó, entre otras, con la misma, “Piège de lumière”.

Después, luego de haber encarnado al ejemplo perfecto del caballero romántico, se estableció en Bordeaux, teniendo por familia a su madre que permaneció siendo fabulosamente rusa, y a su compañía de ballets.

De Lifar, Volodia había heredado muchas coreografías. El conservaba celosamente la tradición del maestro, no dejando jamás de recordar que el ballet pasa así de generación en generación y que no se aprende a bailar jamás en los libros. Lo que Lifar le enseñó es que la danza puede ser una mística y un asunto de hombres, no un divertimento para niños quisquillosos.

El sábado, Volodia ofreció de alguna forma su ballet imaginario. Demostró en “Symphonie” el rigor técnico de su troupe que trasmite ahora a Paolo Bortoluzzi. (Para formar una compañía internacional que obtendrá más bailarines y repositores). El se ha dejado transportar a la alegría programando las Danzas Eslavas bellamente bordadas sobre Dvorak, y a un instante de nostalgia montando “Roméo et Juliette”.

“Lástima, explicaba Skouratoff, que no haya podido ensayar más tiempo con Sophie Marquet y Philippe Anota, pues les habría mostrado la versión de Lifar en sus más ínfimos detalles”.
(*) en el mismo espectáculo, Noëlla Pontois y Wladimir Derevianko, “venidos como amigos a rendir homenaje a Volodia”, bailaron el pas de deux de “Raymonda”.

El 9 de agosto 1990, se anunciaba la presentación en el Lago de la Magdeleine de Gujan-Mestras de la ópera “Fausto” de Gounod. “El ballet de Fausto será bailado por la compañía de Wladimir Skouratoff, que ha entrenado a su troupe de bailarines locales y a Philippe Anota y Sophie Marquet, del ballet de la Opera de Stuttgart”.

En el Conservatorio de Mérignac

En un artículo del 3 de diciembre 1990 sobre la “Clase de preparación para la escena” en el Conservatorio de Mérignac, podía leerse:

(…) Dos veces por mes, Wladimir Skouratoff, maître de ballet, transmite su saber, sus ideas, preparando a sus alumnos en un “bagage cultural” para la escena.

(…) Constatamos también que la danza clásica está en un período de búsqueda en cuanto a “influencias artísticas”. “El público espera hoy algo del ballet donde se encuentre”, precisa Wladimir Skouratoff.

(…) Francés de origen ruso, Skouratoff viene del fresco legendario que representa la época de oro de la danza. El ha figurado entre los más grandes, teniendo por partenaires a Janine Charrat, Zizi Jeanmaire, Ludmilla Tcherina, Yvette Chauviré. Comenzó sus estudios de piano y fue músico antes de ser bailarín. El aprendería que la danza no es simplemente una cuestión de técnica sino que necesita también una alta cultura.

En 1947, Serge Lifar lo contrata en Monte-Carlo para prestigiosos ballets. Después vendrá Londres antes de formar parte, en 1950, de los Ballets de Paris de Roland Petit. En el curso del mismo año, es invitado a la Scala de Milán, al Mayo Musical de Florencia y a la Fenice de Venecia.

En 1952, él se une a la compañía del marqués de Cuevas, efectuando giras durante ocho años en los más grandes teatros mundiales.

A partir de 1963, comienza su carrera como maître de ballet en el Grand-Théâtre de Ginebra. En 1966 está en Strasbourg y en Bordeaux después de 1970.

Una gran experiencia de muy alto nivel al servicio de los alumnos del Conservatorio municipal de Mérignac – muchachas ciertamente, pero también muchachos cuyo número es todavía muy restringido.

En el ensayo de “Roméo et Juliette” (foto P.Delorme)

Y de este modo, el grandioso período de Wladimir Skouratoff como maître de ballet y coreógrafo del Grand-Théâtre de Bordeaux durante 20 años, llegaba a su fin.

Para parafrasear a Florence Mothe en su artículo del 13 de abril 1990, “Bordeaux no ha probablemente jamás comprendido quién era Wladimir Skouratoff”. La sabiduría de este pensamiento nos evita el formular ningún otro comentario, lo que por otra parte no es el propósito de estas páginas.

Queremos agradecer nuevamente la inapreciable colaboración de Monique Simonoff, de Evelyne Mangeard, de Fabienne Delorme, de Fabrice Mineau, de Patrice Delorme, de Christèle Leconte y de Henri Delannoy, por el extraordinario material gráfico y escrito que han aportado a nuestra revisión histórica, y sobre todo por su devoción a la memoria de Wladimir Skouratoff, que compartimos.

Amalia Contursi