Testimonios
& Críticas

Grand Pas Classique

Este pas de deux fue creado especialmente por Victor Gsovsky para Ivette Chauviré y Wladimir Skouratoff, sobre extractos de la música de “Marco Spada”, del compositor Daniel-François-Esprit Auber, en el marco de los Ballets des Champs-Elyssées, en el año 1949.

En palabras de la misma Chauviré: “Gsovsky hizo para mí el Grand Pas Classique en 1949. Él lo tituló así pues deseaba que fuera verdaderamente clásico, académico. Todo debe permanecer en la norma más absoluta. Es eso lo que le da el panache, la elegancia de la diagonal y de la variación, el humor, el espíritu, la ternura voluptuosa retenida de esta mujer, que se sabe amada y que ama también, en el adagio, pero que domina siempre.

"Gsovsky me explicaba:”Tú eres la favorita del rey. En esta diagonal, tú pasas ante la Corte en la Galería de los espejos. Tu no puedes entonces pasar de cualquier modo. Es todo el clasicismo oficial, pero con una presencia y una autoridad gloriosa. Ella expresa la supremacía de su belleza, su dominio, su posición. Entonces, en el primer paso tú colocas, en el segundo tú mantienes, aunque musicalmente sea lo mismo. El segundo mantiene más y a último momento tú pasas a la segunda, attitude passée, muy sostenida. ¿Los brazos? Tú los colocas aquí, pasa a la primera y ¡tú vuelves allí! Y sobre todo ningún detalle superfluo. Es el rigor que da a la diagonal su tono de altivez, de nobleza que impactan, la belleza. Si no, se vuelve ordinario, un simple virtuosismo.”

“En esta coreografía, hay un relieve especial, un sentido, y hay que 'colocar' todo en el momento en que se debe, en el ritmo que se debe, con la tenue que se debe, el menor detalle del pie, de la marcha, de la punta a la rodilla. En el manejo, por ejemplo, hay que valorizar ciertos elementos y finalizar de manera gloriosa. Todo está construído en la coreografía, la femineidad misma, caprichosa, conciente de su belleza, de su seducción. Hay que comenzar así, pero sin excesos, y realizar los giros en segunda con ironía. La gran diagonal, en fin, es el triunfo de la femineidad. Si una llega a sentir lo que debe ser a través de la técnica, entonces se es una bailarina. Es así que una debe bailar. Si no, muchos otros pas de deux son más eficaces. Si una le da su verdadero carácter, éste permanece inigualable”.

Chauviré - Skouratoff en "Grand Pas Classique"
(foto: Serge Lido)