Testimonios
& Críticas

Galas Nijinsky en Londres (II)

Bajo este mismo título nos hemos referido con anterioridad a este evento dancístico realizado en el mes de noviembre 1949 en el Empress Hall de Londres.

Sin embargo, no sin cierta cuota de esfuerzo, hemos podido obtener ahora un programa original de aquellas Galas, lo que por cierto nos emociona grandemente.

El hecho de tener en nuestras manos un programa original de aquel evento resulta casi increíble, ya que es el testimonio de un suceso que fue único e irrepetible, ver bailar en la misma soirée a figuras como Chauviré, Toumanova y Massine, junto a Babilée, Skouratoff, Skibine y Tallchief. Esta es la razón por la cual hemos querido volver a referirnos a este tema, y hacer constar en estas páginas el aporte extraordinario del mismo, en cuanto a información e ilustraciones. Transcribimos ésto a continuación, tal como se presenta en las páginas de dicho programa souvenir:

Portada del programa (autografiada por Marjorie Tallchief)

 

Vaslav Nijinsky por Cyril Beaumont (traducción al pie)

 

Tamara Toumanova (foto: Duncan Melvin)

 

Léonide Massine (foto: Maurice Seymour)

 

Yvette Chauviré (foto: Duncan Melvin)

 

El glorioso elenco de las Galas Nijinsky
en Londres en noviembre 1949.

 

Detalle del programa en 3 partes.

 

Jean Babilée (foto: Roger Wood)

 

Marjorie Tallchief (foto: Roger Wood)

 

George Skibine (foto: Serge Lido)

 

Wladimir Skouratoff (foto: Studio Liseg)

 

VASLAV NIJINSKY por Cyril Beaumont

Vaslav Nijinsky, en cuyo honor han sido organizadas estas galas, permanece, después de cuarenta años de ver ballet, como el más grande bailarín que yo haya visto jamás.

Vaslav Fomich Nijinsky, para mencionar su nombre completo, nació en Varsovia en 1891. Su madre era bailarina; su padre era maître de ballet en la Escuela del Teatro Imperial en Varsovia. En tal entorno el muchacho comenzó a aprender a bailar casi tan pronto como pudo andar. A los cinco años, tomó parte en un ballet; a los siete entró a la escuela de ballet en la cual su padre estaba contratado; a los nueve su madre lo llevó a San Petersburgo en donde fue aceptado como alumno en la Escuela del Teatro Imperial. No fue mucho después que se lo vio como un prodigio, y cuando hizo su debut en el Teatro Marynski en 1907 causó algo así como una sensación.

Fue Serge Diaghilew quien moldeó su personalidad y desarrolló la genialidad de su talento. Diaghilew aspiraba a revelar la riqueza del arte ruso a la Europa occidental. Ya había presentado a Paris la pintura rusa, la música rusa y la ópera rusa; faltaba el ballet ruso. Formó una selecta compañía de artistas encabezados por Pavlova, Karsavina, Nijinsky y Bolm, con Fokine como coreógrafo. Pero la principal atracción de la temporada iba a ser Nijinsky, presentado como un extraño y exótico joven que bailaba como un dios – le Vestris du Nord.

La temporada parisiense comenzó el 17 de mayo 1909, en el Théâtre du Chatelet, y Nijinsky interpretaba los roles principales en Le Pavillon d’Armide, Le Lac des Cygnes, Les Sylphides y Cléopatra, y aparecía en Le Festin, una serie de divertissements en los cuales bailaba el pas de deux de L’Oiseau Bleu. Nijinsky despertó un enorme entusiasmo pues nadie había visto nunca un bailarín masculino de su calidad.

A principios de 1910 Nijinsky tuvo un desacuerdo con la dirección del Teatro Marynski, el cual terminó en el ofrecimiento de su renuncia. Diaghilew prontamente aprovechó la oportunidad para asegurárselo como bailarín principal de su propia compañía, que regresó a Paris en junio, cuando Nikinsky bailó los roles principales en Giselle, Le Carnaval y Schéhérezade. En la temporada parisién de 1911, Nijinsky bailó en Narcisse, Le Spectre de la Rose y Petrouchka; en 1912 en Le Dieu Bleu y Daphnis et Chloé. A partir de 1911 la Compañía de Diaghilew hizo apariciones regulares en Londres, donde su éxito parisién se repitió.

Fue durante la temporada parisiense de 1912 en que Nijinsky hizo su debut como coreógrafo con la producción de L’Après-Midi d’un Faune, un intento de presentar al ballet en términos de las superficies bi-dimensionales de los frisos griegos. En 1913 diseñó dos nuevos ballets: Jeux, sugerido por el juego del tennis, y Le Sacre du Printemps, un intento de mostrar el nacimiento de la emoción humana en una era primitiva. Este último tenía una concepción tan rígida que provocó una tormenta de protestas.

En 1913 la compañía viajó en una gira por Sud América, pero en esta ocasión Diaghilew decidió quedarse en Europa. Durante el viaje, Nijinsky se vió atraído por una joven bailarina húngara de la troupe; la pareja se casó al llegar a Buenos Aires.(*) Poco después, Diaghilew y Nijinsky se separaron.

Nijinsky decidió establecer una troupe propia, que incluía a su hermana Bronislawa y a Alexander Kotchetovsky. En 1914 Nijinsky firmó un excelente contrato con el Palace Theatre de Londres, por el cual iba a recibir el salario por entonces “record” de mil libras semanales. Pero, ya sea que lo afectara negativamente la ausencia de Diaghilew u otra cosa, el Nijinsky de esa temporada era diferente del dios de la danza que uno conoció; algo de la vieja magia había desaparecido. Nijinsky, desilusionado por su acogida y hostigado por sus responsabilidades, se enfermó y la gerencia terminó su contrato luego de dos semanas solamente.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Nijinsky estaba en Austro-Hungría. Siendo ciudadano ruso, estuvo en un campo de prisioneros cerca de dos años, luego de lo que fue liberado por un intercambio. Fue inmediatamente invitado por Diaghilew para integrar una compañía que estaba llevando a New York. Allí Nijinsky produjo Tyl Eulenspiegel. Pero este ballet fue el último flash de su habilidad creativa. Se volvió extraño en sus maneras y su memoria se volvió confusa. Qué destino más cruel podría golpear a un gran artista en la cima de sus poderes que ser privado de su poder de razonar! Entre todos aquellos que aman el arte del Ballet no puede existir ninguno que no le desee sinceramente un pronto regreso a aquel bienestar físico del cual ha estado tanto tiempo privado. (**)

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Para muchos Nijinsky el bailarín es una leyenda. Para mí es una persona muy real, pues lo vi bailar muchas veces. La leyenda no ha exagerado. Nijinsky no era solamente un bailarín de muchas cualidades, sino un artista soberbio, y tenía la rara habilidad de moldearse en el rol particular que asumía. Cada rol era una creación única que no tenía relación con las otras. Ya fuera Siegfried en Lac des Cygnes, el principal bailarín masculino en Les Sylphides, Arlequín en Le carnaval, el duende rosado de Le Spectre de la Rose, el Negro Dorado en Schéhérezade, Petrouchka en Petrouchka o Daphnis en Daphnis et Chloé, él hechizaba con su arte. Tenía una personalidad escénica única realzada por sus ojos sesgados, que hechizaban mi recuerdo durante días después de la función. Nunca explotó la técnica, y aún sus saltos extraordinarios y su aparente habilidad de permanecer en el aire eran espontáneos, nunca forzados. Bailaba con la natural facilidad conque un pájaro vuela. Cuán triste es que aún en estos días, la particular cualidad y, por así decirlo, el perfume de la actuación de un gran artista no pueda ser preservada para futuras generaciones para inspirar a los jóvenes bailarines y para consustanciar la leyenda – ver es creer.

(*) Vaslav Nijinsky y Rómola de Pulszky se casaron en la Iglesia San Miguel de la ciudad de Buenos Aires en 1913.
(**) Vaslav Nijinsky murió poco tiempo después de las Galas en su homenaje, en Londres en abril 1950. Todavía se encontraba internado en un hospital neuro-siquiátrico. (N.de la R.)